(Venezuela, 1944). Se dijo que la historia de Alirio Palacios puede dividirse en tres capítulos: del Delta, de Caracas y del mundo exterior. Su infancia y su adolescencia aparecen en las series “Recuerdos de la aldea” y “Recuerdos del latifundio”. Y toda su obra trasciende paz, tranquilidad de alma. El Delta estaba en esas pinturas. Luego, la gran etapa de Caracas, los prodigiosos retratos del Libertador y sus interpretaciones bolivarianas. Ahora, en Nueva York, ha encontrado todo lo preciso para entrar en el mundo a través del gran caudal figurativo, de las nuevas experiencias, de las nuevas materias y de la aportación de un lenguaje propio y denso de belleza.
(Texto e ilustración tomados de Libro de la paz. Fundación Venezuela España. Ediciones Hispaven, Caracas, 1988)