Por Nathali Gómez • @laespergesia / Ilustración Justo Blanco
Este minimanual es una imposibilidad en sí, estamos claros. Será inevitable su cara de odio profundo y lacerante cuando, al montarse aparatosamente en su camionetica, el colector se atraviese en la puerta, le ponga un fajo de billetes en la cara y le diga de manera pendenciera: “Son 5.000”. Usted pondrá cara de no entender, pero la amenaza de bajarlo si no paga el nuevo aumento hará que busque en su cartera y pague, mientras que su dignidad es pisoteada por los demás pasajeros.
- Si respira hondo se quedará sin oxígeno. No lo haga.
- Escuche qué salsa contagiosa está sonando en la radio para tararear y olvidar un poco.
- Póngase a ver el paisaje y piense que el Ávila lo cura todo.
- Quéjese con los pasajeros que van a su lado. Caiga en la estéril unión de varias indignaciones.
- No llore. Se siente a la deriva, pero no puede demostrarle su tristeza al colector.
- Infórmese de quiénes son las autoridades responsables de la regulación de los precios del pasaje y escríbales en las redes. Exija.
- Sépase sin consuelo, porque no lo hay.
- Piense en el Metro como opción, aunque duela hacerlo.
- Cómase un caramelito para pasar la rabia.
- No la pague con alguien que no sea colector o chofer.