Por Andrea Quiñones Rubio / Foto e ilustración Richard Miranda Tovar
En cuarentena2
Vuelvo a vestirme de las lagunas que nacen de mis lágrimas en los rincones de mi cama.
Mi brújula, donde bailan mis siete brujas alumbran el camino a tu destino: 517 kilómetros hacia el Oriente.
Sé que el amor está también de cuarentena, ese regreso será tu partida.
Ya no me habitará el torbellino de tu lengua dibujándome caricias, mi pelvis no relampagueará, me lloverá… mi cuerpo no tasará el peso de tu cuerpo, mi boca no leerá el abecedario de tus besos.
Sé que tu amor se ha ido de cuarentena no regresará vivo al cuerpo suicida, sin memoria, sin alma que hoy duerme a mi lado, en mi cama pero tampoco al cuerpo que tiene más de cinco sentidos, el que me habita.
Visión
Llevo tu tacto en mi piel
Como llevas las huellas dactilares en mis manos
Con las mismas que escribes la partitura de mi cuerpo
Reiteración de movimientos gráciles y tectónicos
Quedo postrada después de la euforia
Pero más viva que nunca
En el medio de todos tus puntos cardinales.