13/11/25. Fabiola Gámez, más conocida como “La India Gámez”, es una artista nacida en Caracas en 1983. Su infancia estuvo marcada por la conexión lúdica y artística con el barro. Una tradición que ha sido inherente a su historia familiar de orígenes ancestrales.
“La India Gámez” es clave en la escultura venezolana contemporánea. Su obra es el fruto de una rigurosa investigación sobre el arte prehispánico y la estética originaria latinoamericana.
Forma parte de la tercera generación de alfareras indígenas por linaje matriarcal, con raíces firmemente establecidas en los Valles de Aragua, Venezuela. Su abuela materna residía en Villa de Cura, un poblado históricamente reconocido por la práctica de este arte ancestral. El vínculo incluye a su bisabuela y tatarabuela, quienes también trabajaron el barro y lo que ella denomina “el arte del fuego”.
Además, por vía paterna, Gámez tiene antepasados wayuu, lo que indica una doble matriz étnica que enriquece sus raíces como creadora que ha cultivado una íntima relación con la tierra y sus texturas. Aunque también trabaja otros materiales como son la madera, el hueso, la resina y el cemento.
El barro como reparación y vehículo de la memoria
Gámez describe su conexión con el material como su “propio cordón umbilical”. Un enlace que se pasea entre lo sagrado, porque narra su vida y su historia; y la reparación, porque “alivia, sana y motiva”, a través de a las posibilidades creativas que ofrece, debido a su maleabilidad y flexibilidad.
Al estar consciente de pertenecer a un linaje de alfareras, eleva su práctica a un acto de restauración cultural y de memoria histórica. El proceso de moldear el barro y someterlo al fuego, también lo entiende como la preservación de la memoria familiar.
“La India Gámez” es clave en la escultura venezolana contemporánea. Su obra es el fruto de una rigurosa investigación sobre el arte prehispánico y la estética originaria latinoamericana. Su práctica se basa en reorientar la mirada que se tiene del arte originario, mezclando la tradición artesanal con el discurso del arte moderno.
Para Gámez, su producción va más allá de la estética. A través de la escultura pretende que la memoria oral trascienda y se conserve en el tiempo. Parte de su obra es la personificación de deidades ancestrales que aún persisten en las comunidades indígenas. Gámez logra así establecer un diálogo entre lo ancestral y el contexto actual, que es relativo a la identidad, el cuerpo y el medio ambiente.
Conceptos que aborda
La obra de Gámez se caracteriza por su enfoque que toca muchos vértices artísticos. No sólo es conocida por su rol como escultora y ceramista. La artista caraqueña también ejerce como asesora y curadora de arte, y explora medios como el foto-performance y el performance. Complementa su práctica como escultora con la documentación (video o foto-performance) de la expresión corporal, especialmente, con comunidades originarias.
A través de la cerámica escultórica materializa desde mitos hasta deidades. Con un enfoque en el linaje materno, prioriza lo ancestral, el cuerpo sagrado, la identidad, la exploración del cuerpo. Mediante el ritual, la pintura corporal/facial y el espacio, se centra en lo mítico-simbólico, el alma animal, lo femenino. Además, como investigadora, impulsa el diálogo interdisciplinario, la resignificación cultural, la museología.
“Tierra quemada”
La escultora explora los aspectos simbólicos del arte indígena, incluyendo las vasijas funerarias y la creación de objetos rituales. Lo que ha denominado como “Tierra quemada”, se sumerge en la expansión de lo sagrado, usando como medio, este proceso de cocción a altas temperaturas, que convierte al barro en un símbolo de transformación. En un tránsito de vida y muerte.
El trabajo de Gámez transforma al material en un símbolo espiritual, memorial, ritual que es tan importante como su composición formal.
Todo ello, lo conjuga con la práctica de capoeira, que le facilita la integración del conocimiento de aquello que es el origen, no sólo como objeto de estudio, sino como un ritual que le permite encarnar en ancestros y ancestras.

POR SARAH ESPINOZA MÁRQUEZ • @sarah.spnz
FOTOGRAFÍA ARCHIVO
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta