09/05/24. Lamentablemente, solemos recordar los oficios más importantes, aunque todos los son, pero me refiero a los que suelo llamar vitales, casi siempre en el marco de la fecha del día que, más allá de las razones que sean, se ha elegido para ellos. El Día Internacional de la Enfermería no es la excepción. Para dar cuenta de tan importante labor, le pregunté a cuatro enfermeras sus percepciones sobre el particular.
La primera voz que escuchamos es la de Rocío Perea, quien con veintiseis años de servicio como enfermera, nos dice que la enfermería consiste en "la línea de acción frente a la atención, cuidado, bienestar, recuperación y prevención de la salud". Para ella "es un honor poder ser parte del proceso de ayudar y contribuir en la atención de las personas". Y añade: “Desde que tengo uso de razón siempre quise ser enfermera ya que cada día se aprende algo y en ese aprendizaje mejoras la vida de tus pacientes”. Así, ante la pregunta de por qué ser enfermera en Venezuela, no vacila en responder: “Venezuela es maravillosa, a pesar de que estamos en un contexto de crisis por falta de recursos, siempre logramos sacar lo mejor de nosotros para solventar con ingenio y poder ayudar a las personas en su etapa más vulnerable, siempre con la mayor ilusión para ver la evolución y sanación de los pacientes”.
Sigue su hermana Elma Perea, quien con igual cantidad de años de servicio, expresa que la enfermería “es prevención, promoción y recuperación de la salud”, y ser enfermera significa para ella “proporcionar un cuidado integral al paciente” Ella nos cuenta que estudió “auxiliar de enfermería por tener los conocimientos básicos de los primeros auxilios”. Y “ser enfermera en Venezuela es sencillo: tenemos la vocación, la hospitalidad, y sobre todo humanidad.” Y nos comparte una anécdota: “En la sala de emergencias una enfermera le pidió al paciente esencia de anís y como estudiante de auxiliar de enfermería, pensé que era anís de licor, y era para echar a la herida de un pie diabético…”.
Por su parte, Ana Virginia Guerra, con casi veintiún años de servicio, nos cuenta que sacó un Técnico Superior Universitario y posteriormente una Licenciatura, ambas en el área de enfermería, y que se trata de “un conjunto de artes (habilidades, destrezas, lenguaje...) convertidos hoy en ciencias, para brindar y aplicar técnicas, al cuidado del ser humano y todo lo que le rodea; desde antes de su concepción hasta sus últimos momentos de existencia”.
Así, ser enfermera significa para ella “un gran compromiso en cuerpo, alma y espíritu, con todas las personas que tengo la oportunidad de encontrarme. Es lograr compartir en su máxima expresión el amor por la vida. Es un gran privilegio reconocer que el aprendizaje es mutuo, entre las experiencias llenas dolores, tristezas, angustias, miedos, gritos, silencios, miradas, gestos, risas, abrazos, bendiciones y satisfacciones que sobrepasan el entendimiento”.
Y añade que esa vocación nació en ella seguramente por su madre “enfermera de oficio y luego de profesión, hoy día doctora, ella tiene aproximadamente sesenta años en ejercicio en todos sus roles. Y desde entonces escucho sus relatos y aventuras a la hora de la comida; así la vi amar, reír, y llorar con los pacientes, y quedó en mí grabada sus sensaciones...”.
Voy un poco más, y le pregunto: ¿Por qué ser enfermera en Venezuela? Y me responde: “Siento que este país, me ha dado más de lo que merezco, y retribuir un poco, es una deuda placenteramente impagable. Desde el cielo que me sirve de techo, la tierra donde camino, hasta el aire que respiro debajo de una mata de mango, mientras me como unos y comparto con los pacientes cuando hay oportunidad”.
Seguidamente nos relata que “hace cuatro meses llegó una joven a la emergencia con un fuerte llanto. El médico de guardia diagnosticó un cólico abdominal, mientras estaba en la camilla en posición de bebé, más se percibía una gran tristeza en ella. Le pedí que se sentara en la camilla y nos abrazamos, sin pensar, ni decir nada, empezamos a llorar por algunos minutos, después comenzamos a hablar. Al rato se retiró a su casa calmada, en compañía del esposo, y no fue necesario la administración de medicamentos. Hoy en día, seguimos en contacto, es una joven que entre sus luchas, ayuda a otros que viven la misma situación que ella experimentó y los motiva a seguir adelante”.
Por último, pero igualmente importante, resalta el testimonio de Maelys Rodríguez, licenciada en enfermería con seis años de servicio, para quien la enfermería “Es una ciencia que comprende los conocimientos y aptitudes necesarias para atender las necesidades de una persona referente a su estado de salud.” Para ella “ser enfermera es el arte de cuidar, un cuidado humano y empático hacia un paciente.” Y nos cuenta que “desde la adolescencia tuve la intención de ayudar a personas, y con esta profesión puedo servir a la humanidad”. Ella es enfermera en Venezuela “por ser este el país donde nací y donde me he formado personal y profesionalmente”. Y añade: “Cuando era estudiante pensaba que no iba a ser una buena enfermera porque cuando veía heridas grandes con sangre se me bajaba la tensión”.
Ejemplos de mujeres valiosas que nos animan a seguir valorando tan importante trabajo, pues sin la enfermería es imposible la salud de todas y todos. Muchas gracias.
POR BENJAMÍN MARTÍNEZ • @pasajero_2
FOTOGRAFÍAS CORTESÍA