21/06/24. Estamos en junio y viene San Juan, una de las festividades más emblemáticas de la tradición venezolana. Más allá del sonido de tambores, la devoción por este santo importante del catolicismo popular, revela una manifestación religiosa para lo cual se requiere todo un año de preparación, y más de trescientos años de arraigo.
Cuando pienso en San Juan, no sólo pienso en el fuego purificador que se remonta a una ancestralidad mucho más antigua, tildada por la iglesia como “pagana”. Cuando pienso en San Juan, inevitablemente me voy también al primer trabajo de investigación que me tracé como estudiante de antropología en la Universidad Central de Venezuela con el cual se amplió la perspectiva sobre este importante tema como de lo que significa ser venezolano. En su momento el diálogo fue muy enriquecedor, con representantes de la iglesia católica, específicamente con unas hermanas en sintonía con la Teología de la Liberación, con algunos investigadores sociales y propiamente con aquellas y aquellos que reconocen en San Juan un ser fundamental de sus creencias.
En los preparativos de estas líneas me encuentro a nuestra querida Luisín (Luisa Pérez Madriz), una de las mujeres más importantes de Curiepe, y que desde hace más de cincuenta años lleva adelante esa extraordinaria organización pedagógica por los saberes ancestrales afrobarloventeños, llamada “La Muchachera de Curiepe”… Inmediatamente le cuento en lo que ando, y me dice que:
San Juan para mí es el ser y el sentir de la cultura curiepera, para mí, mi existencia no tendría mucho valor, del sentido cultural, sin la existencia de San Juan, no solamente el San Juan Bautista, sino el San Juan Congo que fue primero que el Bautista, él es el ombligo que nos conecta con África, y no es santo por la iglesia católica, la santidad se la dimos nosotros los curieperos, al honrarlo y elegirlo como nuestro santo, los santos lo nombran los pueblos, este pueblo cimarrón.
Insisto un poco más, y me cuenta que: Para Venezuela es una referencia nacional de organización y preservación de saberes y tradiciones, con más de trescientos años para que conservemos nuestras imágenes originales. De esta manera, en Venezuela hay muchísimos estados, sitios, lugares donde se venera San Juan… los Sanjuanes de la costa de Aragua son bastantes venerados, también en el pueblo afrodescendiente de Yaracuy los Sanjuanes tienen bastantes seguidores, Carabobo, el estado La Guaira, en la misma Caracas y en Barlovento también con la veneración tan conocida como la del Bautista de Curiepe… cada quien honra su imagen de acuerdo a su fe.
Así mismo, en esta proximidad de la fecha de la celebración de San Juan, mi estimado profesor Enrique Alí González Ordosgoitti, me envía una invitación para un conversatorio que va a dar sobre el San Juan Bautista Antropológico, agradeciéndole, no dudo en preguntarle, qué significa eso, y me responde que:
Tenemos que dejar claro que hay cuatro ciencias antropológicas: una ciencia positiva, de recolección empírica de información que tiene una postura básicamente atea, como es la que predomina en la mayoría de las universidades; una antropología de lo sagrado, que es la que también recoge elementos empíricos y datos y es inductiva, pero parte de una posición creyente en la existencia de dos partes de la realidad, una realidad inmanente y una realidad trascendente; y también tendríamos una antropología teológica, que es aquella que también parte de la existencia de lo inmanente y de lo trascendente, por lo tanto es creyente, pero es creyente a partir de una religión específica, y podríamos hablar de una antropología teológica cristiana, antropología teológica musulmana, antropología teológica judía; y hay otra también que es la antropología filosófica que no la necesitamos para este trabajo en específico sobre San Juan. Entonces, San Juan lo vamos a definir utilizando la antropología de lo sagrado y la antropología teológica.
De esta manera, la primera:
Al aceptar la existencia de lo inmanente, concibe al hombre como un homo religioso, es decir, que el ser humano tiene como una de sus características básicas que cree en lo religioso, que es religioso, de distintas maneras lo va a expresar a lo largo de la historia de las religiones, siente que tiene la necesidad de vincular lo inmanente con lo trascendente, porque acepta la creencia en lo trascendente, y podemos decir que San Juan Bautista es la máxima expresión posible de alcanzar por un ser humano su sustancia de homo religioso.
Y referente a la segunda, indica que:
Desde el punto de vista de la antropología teológica católica cristiana, diríamos que San Juan Bautista, es un homo religioso que se convirtió en el precursor de la llegada del hijo de Dios, es el que anuncia. Desde ese punto de vista tuvo la posibilidad de lograr algo que después más nadie podía lograr, porque luego que encarnó Cristo, el único, el primero que lo anunció, el precursor fue San Juan Bautista.
Con lo cual se realza aún más la significancia que tiene San Juan tanto para los creyentes como para los interesados en comprender su valor cultural. En ese mismo sentido, no puedo olvidar aquí, el obsequio que me diese hace algunos años, el maestro antropólogo y poeta Alfredo Chacón, su libro que recomiendo para quien desee conocer un poco más: Curiepe: ensayo sobre la realización del sentido en la actividad mágico religiosa de un pueblo venezolano (1979), del cual ya existe una reedición desde que se cumplieron los cincuenta años de su aparición.
Y es que, como decíamos al inicio, San Juan es un referente importante de nuestra tradición, al punto que, al menos yo, no puedo pensarme como venezolano, sin su existencia. Así, no puedo dejar de expresar aquí que es especialmente con el reconocimiento de la impronta africana en nuestra cultura, la lucha contra la discriminación racial y contra la xenofobia, que la figura de San Juan se realza y, ciertamente, nos une. Celebremos pues, a San Juan y a nuestra venezolanidad desde las vivencias que nos constituyen como seres de paz.
POR BENJAMÍN MARTÍNEZ • @pasajero_2
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ