08/08/24. Para esta temporada de vacaciones, Disney ha propuesto un film denominado La joven y el mar en el que cuenta la hazaña de Trudy Ederle, la primera mujer que cruzó el canal de la Mancha. Al hacerlo, reivindica la fuerza física y mental de la atleta que se opone a todos los prejuicios de la época que desaconsejaban la participación femenina en las olimpiadas.
Desde 1926, fecha de su récord, las cosas han cambiado bastante. Hoy, tenemos unas olimpiadas casi paritarias. Sólo por un pelito hay mas hombres que mujeres y el debate entra en si las personas trans deben ser admitidas en la categoría de su sexo de nacimiento, del sentido o en una propia.
Al revisar la biografía de Trudy, no es evidente que haya existido ese señor malísimo que la quiere hacer fracasar y cuyo objeto es proteger la vieja regla que limita la participación deportiva de las mujeres. Puede que si fuese un don de carne y hueso, del que hablen otros documentos, pero lo cierto es que su figura, al menos, su función, sigue pesando en los hombros de muchas mujeres que aspiran aumentar la participación o visibilidad de las mujeres en determinadas áreas.
¿Tenemos idea de cuánto es el espacio para promover los derechos de las mujeres que existe en el currículo escolar, en los periódicos o redes? ¿Hace las veces de aquellos señores que señalan que no hay nuevos espacios por conquistar o que ya hablar de los derechos de las mujeres es equivalente a discriminar a los hombres?
Volviendo a los deportes, fue en el año 2400 antes de Cristo que Cinisca, una princesa espartana ganó la primera medalla en una competencia olímpica. Luego, en algún momento, el deporte también fue secuestrado y limitado por razones de género. En estos temas, vemos que no todo lo hicimos en el siglo XX. Como prueba, esta memoria lejana de una mujer que en la antigüedad pudo participar.
El primer deportista venezolano en asistir a unos Juegos Olímpicos fue el ciclista Julio César León, que debutó en Londres 1948 y ya en la delegación venezolana para Helsinki en 1952 participaron dos mujeres, desde entonces ha habido delegaciones donde participan más o menos venezolanas. Siendo nuestra indiscutible medallista, Yulimar Rojas.
En Venezuela, Trudy tuvo una colega. Pues, en 1956, Agripina Hernández se lanzó desde Los Puertos de Altagracia para cruzar a nado el lago. Con nueve años, nadó durante 4 horas y 32 minutos hasta llegar a Maracaibo. El cuerpo de bomberos y la Guardia Nacional acompañaron el recorrido, para estar alerta y socorrerla si pasaba algún imprevisto y para certificar que no se hizo trampa.
Puede que para nosotros la natación no sea mucho más que una precaria habilidad con la que no morimos cuando vamos a La Guaira, pero es también un espacio que si miramos a fondo tiene increíbles historias de niñas y jóvenes que abrieron la puerta para que a la piscina o al mar, podamos ir cuando y como gustemos. Advirtiendo que además de la fascinante historia del deporte están los muchos libros que pueden escribirse si nos da por conocer las modas que se usan para nadar.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta