23/01/25. De los boleros de celos, quizás el más emblemático sea Pecadora de Agustín Lara, porque lo escribió a sus treinta años, la noche que una meretriz le marcó la cara para el resto de su vida. Cuentan los cronistas que aquella noche en el cabaret, luego de la agresión se colocó un pañuelo blanco en la herida, y volvió al piano para seguir tocando, como si nada. Unos dicen que fue con un pico de botella en Puebla porque quiso hacer un trío, por lo que le dio un botellazo cortándole el cachete izquierdo, hasta dicen que fue con una navaja de barbero, y otros que fue en Veracruz, por celos a raíz de haberse casado, no debió ser por eso, porque para el momento estaba soltero. Se había casado con Esther Rivas Elorriaga en 1917, de quien se divorcia en 1925, y con Angelina Bruscheta Carral se casa en 1928, hasta el 38, siete años antes de su matrimonio con María Félix en 1945. Aunque era tan puto que vivió alternamente con una meretriz, Raquel Diaz de León en Coyoacán, mientras estaba casado con María Félix.
...le compuso Pecadora, con una sutileza inaudita, sin ningún tipo de insultos, sino con la ternura de un hombre herido de amor y de cachete
Pero dejemos que sea el propio Agustín quien eche el cuento: “En el año 1927 ya estaba tocando en un cabaret en la Santa María la Redonda en la Ciudad de México. Era un lugar de aspecto triste, en el que se bailaba a media luz y entraban chulos y prostitutas. Allí trabajaba una muchacha que me dijo que se llamaba Estrella y en verdad que fue mala estrella para mí, porque, llevada por los celos, una noche, me cortó la cara con una navaja o con una botella rota…”.
En una de tantas crónicas biográficas, nos cuentan que durante la década de 1920 trabajó como pianista en bares, cafés y salas de cine mudo. Por entonces, compuso la canción Marucha, escrita en honor a uno de sus primeros amores. Esta canción terminó causándole dificultades a ella, llegando en una ocasión a tener una pelea con otra mujer. Y otros autores señalan que esa fue la canción que cantaba la noche de Santa María de la Redonda, desatando el ataque de celos de Estrella.
Lo bueno de lo malo, es que Lara quien ya escribía sonetos desde muy joven para enamorar las muchachas de los burdeles, desde el primero en La casa de Murcia a los trece años, hasta siempre porque nunca dejó de visitarlos, aquella noche aciaga que la meretriz le dejó la celebre cicatriz, el gran Agustín le compuso Pecadora, con una sutileza inaudita, sin ningún tipo de insultos, sino con la ternura de un hombre herido de amor y de cachete. Los versos iniciales son de una hermosura insólita, inimaginables en un hombre con la cara cortada por un amor: “Divina claridad la de tus ojos/ diáfanas como gotas de cristal/ uvas que se humedecen con sollozos/ sangre y sonrisas juntas al mirar/ sangre y sonrisas juntas al mirar”.
Agustín Lara fue rey de reinas, el burdelero mayor, aunque en la segunda década del siglo XX, nacería otro de los grandes de la putería, Daniel Doroteo de los Santos Betancourt, cuya única ventaja fue vivir con ellas, en el burdel de La Gata en Caracas, Catia para ser precisos, pero sin rozar siquiera el campeonato de Agustín. La ventaja del Flaco de Oro fue la poética, y tal vez por eso se muestra comprensivo en la segunda estrofa preguntándole con cariño: “¿Por qué te hizo el destino pecadora/ si no sabes vender el corazón/ por qué pretende odiarte quien te adora/ por qué vuelve a quererte quien te odió?”… Impresiona el verso amoroso, cuando cupieran líneas de odio y de dolor: “Si cada noche tuya es una aurora/ si cada nueva lágrima es un sol/ por qué te hizo el destino pecadora/si no sabes vender el corazón”.
El tema fue interpretado por “La Novia De América" Libertad Lamarque, acompañada por el propio maestro Lara con su piano y su orquesta, en lo que pudo ser uno de los primeros videoclips de la historia en 1952. Y de las primeras grabaciones encontramos: Grabado en disco Victro Nº 707514 por Pedro Vargas Grabado en disco Odeón Nº 32362 por Elvira Ríos.
¡Llévatela Nied!
POR HUMBERTO MÁRQUEZ • @rumbertomarquez
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ