30/01/25. Mucho antes de Facebook, Instagram o X, redes que disponen de una mensajería para chatear todo lo que se quiera, existían Chat del Mundo de Movistar y los chats de Cantv y Movilnet, así como Badoo, y otras herramientas cuyos nombres se me escapan.
Lo importante de todo esto es andar con precaución. No creerse todo lo que se ve en las plataformas digitales...
En esta nueva era tecnológica, donde usuarios y usuarias parecen darle más importancia a lo digital sobre lo físico, hay aplicaciones para los teléfonos inteligentes que sirven hasta para cuadrar una “cita” rápida, como Tinder.
Lo cierto es que por esos lares no todo es real. Antes la gente se inventaba unos perfiles que le permitían a quienes entablaban conversaciones, idealizar a la persona detrás de la pantalla. “Este (esta) es”. Ahora, sucede con mayor frecuencia, y con el auge de la Inteligencia Artificial (IA) que permite modificar ciertas cualidades físicas, es peor la cosa.
Aunque no todo es físico, mentir sobre ello es una falta a la lealtad, sobre todo, si se tiene una expectativa de la persona. Pero, es que algunas y algunos no sólo mienten sobre el aspecto que tienen.
Decepciones van y vienen, pero lo peor se enfrenta cuando una de las dos personas miente. Un cuento es el de un amigo muy cercano que le escribía con mucha frecuencia a una chica del estado Táchira, que decía que era una mujer delgada y alta, y en aquellos chats de los años 2000 era difícil comprobar lo que se decía. El día del encuentro, se topó con una gran sorpresa, su interlocutora le había mentido. Él me dijo que no era por su físico, sino, por la mentira.
Además, están aquellos que esperan mucho por un encuentro…
Daniela Rodríguez, es una chama profesional que me contó que hace quince años conoció a un argentino que sigue viviendo en Rosario, Santa Fe. Pese a que mantuvieron amoríos a través de un famoso chat de la época, la situación la hacía sudar adrenalina, porque el chamo a veces se echaba unas perdidas que la hacían imaginarse la novela más dramática de su vida: “está con otra”, “chatea con unas chamas más preciosas que yo”, y así un largo etcétera que la hizo enfermarse hasta el punto de la ansiedad.
Dos años después, cuando por fin aceptaron que ese viaje tan anhelado que él quería hacer a Venezuela para conocerla nunca se daría (contexto económico y social), decidieron cortar por la salud mental de ambos.
Aunque no todo es tan malo…
Sé de una chama que conoció a su actual esposo a través de un videojuego online (otro método muy usado). El muchacho argentino sí pudo venir a nuestro país para consolidar lo que venían construyendo a través de la mensajería de aquel jueguito donde caballeros armados se enfrentaban a dragones y otras bestias.
Antes era complicado saber quién era cada quién, pero en la actualidad, se dificulta con la cantidad de filtros que existen. Sin embargo, muchas parejas han logrado concretar una relación seria, porque han sido sinceras desde el principio. Y pasan del chat del Facebook al WhatsApp. Cuando se logra esa transición, la cosa se puede dar.
Lo importante de todo esto es andar con precaución. No creerse todo lo que se ve en las plataformas digitales y ponerle el ojo (no sólo para enamorarse) sino para cerciorarse de que con quien se chatea de verdad es quien dice ser. Considerando los múltiples peligros de conocer gente por redes sociales.
Tampoco es que se le va a montar un espionaje tipo CIA, pero sí solicitarle sinceridad en caso de que se quiera algo real, que trascienda los algoritmos, los filtros y la IA.
POR SARAH ESPINOZA • @sarah.spnz
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta