20/02/25.- El amor es un sentimiento que trasciende la edad. A menudo, se asocia el amor romántico con la juventud, pero cuando ya se llega a una etapa de amor adulto, este sentimiento adopta nuevas y sobre todo diversas dimensiones. Desde el amor de pareja hasta el amor por los amigos, la naturaleza y los animales, cada forma resulta única y válida, siempre y cuando sea sana.
En un mundo que a menudo ignora a los mayores, es esencial recordar que el amor sigue siendo un motor vital de felicidad y conexión.
¿Quién dice que no puede ser?
El amor de pareja, aunque suele tener cambios por la pérdida de un cónyuge o por la soledad, también es posible que reaparezca. Muchas personas mayores encuentran nuevas oportunidades para amar y ser amadas, ya sea a través de segundas nupcias o relaciones informales. Según la psicóloga y experta en envejecimiento, la doctora Laura Carstensen, directora del Centro de Investigación sobre el Envejecimiento de la Universidad de Stanford, “las relaciones en la tercera edad tienden a ser más profundas y significativas, ya que las personas han aprendido a valorar lo que realmente importa”. Este enfoque en la calidad de las relaciones puede llevar a conexiones más auténticas y satisfactorias.
Amar a los amigos
El amor entre amigos también juega un papel crucial. Las amistades ofrecen un espacio seguro para compartir experiencias, risas y apoyo emocional. En un mundo donde la soledad es un desafío, contar con un círculo de amigos es un soporte poderoso. Las actividades grupales, como clubes de lectura o clases de baile, no sólo fomentan la socialización, sino que también crean lazos que pueden durar mucho tiempo.
Quererse así mismo
El amor propio es otro aspecto fundamental que a menudo se pasa por alto. A medida que las personas envejecen, es común que enfrenten cambios físicos y emocionales que afectan su autoestima. Sin embargo, cultivar el amor propio es esencial para el bienestar. La aceptación con todas las imperfecciones y experiencias vividas, permite a los mayores disfrutar de la vida con mayor plenitud. La especialista Carstensen también señala que “el amor propio se traduce en una mayor resiliencia ante los desafíos de la vida”.
Amor por lo que rodea
También el amor por la naturaleza se convierte en una fuente de bienestar. Algunas personas mayores encuentran alegría en el contacto con el entorno natural. Pasear por un parque, cuidar un jardín, subir una montaña y contemplar el atardecer desde una vista panorámica, son experiencias profundamente gratificantes. La conexión con la naturaleza no sólo mejora el estado de ánimo, sino que también promueve la actividad física, lo que es vital para la salud.
El amor por los animales es otra forma de afecto con un impacto importante. Estudios han demostrado que interactuar con animales ayuda a disminuir los niveles de estrés y ansiedad, lo que contribuye a un estado emocional más equilibrado.
La compañía de una mascota contribuye a reducir la sensación de soledad, depresión y baja los niveles de estrés. Se sabe de casos de personas que han dicho que un animal “las ha salvado”.
El bienestar que genera el amor en sus diversas formas es innegable. Las relaciones significativas, ya sean románticas, amistosas entre seres humanos o con otros seres vivos, son fundamentales para la salud mental y emocional de las personas mayores.
Fomentar estas relaciones no sólo enriquece sus vidas, sino que también les permite enfrentar los desafíos del envejecimiento con una mayor fortaleza y optimismo. En un mundo que a menudo ignora a los mayores, es esencial recordar que el amor sigue siendo un motor vital de felicidad y conexión.
POR KEYLA RAMÍREZ • @envejecer_siendo
ILUSTRACIÓN JADE MACEDO • @jademusaranha