03/06/25.- Cuando la culebra tentó a Eva, traía consigo no sólo la semilla de la muerte dentro de la fruta prohibida: la gran trampa del árbol del bien y el mal fue el fin de la inocencia. Con esta primera muerte, de acuerdo con la mitología cristiana, los seres humanos quedarían condenados para siempre a pasar trabajo.
Más allá de esta historia fundamental en nuestro inconsciente colectivo, en la historia han sido diversas las dinámicas con las que la gente se gana el sustento. Mientras en las sociedades originarias, la comunidad trabaja unida en pro de un bien común, en pueblos imperiales, la esclavitud era la pauta. Así fue como construyeron las célebres Pirámides de Gizeh y el majestuoso Taj Mahal.
Se pudiera decir, que el trato digno a las trabajadoras y trabajadores es de origen relativamente reciente. El primero de mayo se conmemora el Día Internacional de las Trabajadoras y Trabajadores. Su origen empezó en 1886 en Chicago, Estados Unidos, cuando miles de obreras y obreros desataron multitudinarias huelgas para exigir condiciones laborales dignas para ellos y sus familias. La respuesta gubernamental y empresarial contra la rebelión fue la represión que asesinó a los Mártires de Chicago.
Cultura laboral
Si nos vamos más allá, las universidades generalmente forman a sus estudiantes para que desarrollen sus carreras profesionales como empleados. Uno sale del campus a la vida real, y en realidad uno no sabe mucho de la vida. Toca entrarnos a trancazos acerca de cómo uno debe comportarse, y sobrevivir sin que nos exploten.
Últimamente, las dificultades económicas nos han empujado a muchos a ver un poco más allá. La necesidad nos ha llevado a trascender del quince y último con tal de poder pagar las cuentas y sobrevivir. Es así como muchos hemos incursionado en diversos proyectos de emprendimientos pequeños y medianos, e incluso asumir nuevos caminos de formación para ofrecer diversos productos, bienes y servicios.
La educación es la clave
Quizás la alternativa para optimizar nuestras condiciones de vida está en la educación. Si nos quedamos únicamente con nuestros trabajos regulares, es indispensable que estemos muy al corriente de nuestros deberes y derechos, para que no nos maltraten ni pasen por encima de nosotros a causa de la ignorancia. Existen últimamente ofertas laborales que exigen jornadas extenuantes y cometen numerosas iregularidades contra los trabajadores.
Dar el salto al mundo emprendedor exige más capacitación que capital. Ofrecer un producto o servicio no es soplar ni hacer botellas tan fácilmente: hay que aprender de estructuras de costos, modelos de negocios, redes sociales, mercadeo, y un sinfin de desafíos que normalmente no aprendemos en la escuela. Muchos dicen que se gana más dinero con nuestros negocios propios. Lo que nadie te dice es que emprender en solitario es un camino tortuoso y culebrero, que no siempre arroja ganancias fácilmente.
Sea la decisión que tomemos para devengar ingresos dignamente, el llamado es a convertirnos en estudiosos y no dejar de aprender. Recordemos que más nos dominan por la ignorancia, que por la fuerza.
Por: María Eugenia Acero Colomine @mariacolomine