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El “princeso”: toda la atención con ¿temor a la pérdida de poder?

Un hombre que quiere que las mujeres hagan lo que la sociedad machista les impuso a ellos durante siglos, pero sin perder superioridad ante a mujer

24/07/25. En las redes sociales, donde todo se viraliza sin un análisis concreto, nació la figura del “princeso” que toma su lugar en el panorama actual de las relaciones amorosas.

 

 

...la soberanía sexual implica que todos y todas tengamos el derecho de construir nuestras narrativas amorosas sin que nos limiten las expectativas o imposiciones sociales tradicionales.

 

 

En la plataforma conocida como Reddit algunos usuarios dicen que este término se usa con las siguientes connotaciones:

 

 

Uno: “Para referirse a los novios que quieren ser tratados como novias según algunas mujeres. Unos ejemplos son: 'quiero que ella me hable primero', 'quiero que me pase a buscar', 'que ella me invite'. O sea, el hombre recibe el trato de una princesa que debería recibir originalmente ella”.

 

 

Dos: “Un hombre que en lugar de cumplir el rol tradicional de hombre en una relación amorosa, decide ocupar un rol más parecido al de la mujer, ejemplo: quiere que la mujer sea la primera en hablarle, lo pase a buscar, pague la cena, bla-bla-bla”.

 

 

Tres: “Hasta ahora pareciera que es un hombre que busca ser tratado por una mina como un hombre trataría a una mina”.

 

 

Este es de esos temas polémicos que hay que abordar desde una mirada que no sólo critique, sino que también proponga una comprensión de las dinámicas de poder en las relaciones amorosas.

 

 

Partiendo de las definiciones anteriores, concluyo que le dicen “princeso” a un hombre que quiere que las mujeres hagan lo que la sociedad machista les impuso a ellos durante siglos: “echar los perros”, invitar a salir, escribir el mensaje de buenos días, tener la iniciativa en todo, etcétera. Aunque, todo eso, sin perder la autonomía y su jerarquía en las relaciones de poder mujer-hombre.

 

 

Respondiendo a Benjamín

 

 

En su artículo Princeso… cuando la espera es del hombre, mi compañero de letras, Benjamín Eduardo Martínez Hernández (@pasajero_2), señala que el “princeso” es un hombre “–a veces inconsciente- de querer ser el centro de atención y el menos responsable del desafío de coexistir”.

 

 

En otras palabras, un hombre que quiere atención y validación por parte de una mujer, sin asumir la responsabilidad emocional que conlleva una relación, reflejando un comportamiento que va más allá de la individualidad.

 

 

Su conducta va al extremo y puede considerarse, a veces, como una actitud egoísta que se posiciona por encima de los intereses, necesidades o dificultades de la otra persona. Esta manera de actuar está arraigada a las normas culturales que promueven los estereotipos de género en todos los ámbitos, especialmente, en el amor.

 

 

Soberanía sexual

 

 

En su texto, Benjamín hace referencia a que escribió su artículo sobre los “princesos” para la sección Soberanías Sexuales de la revista. Allí expone que los hombres tienen la presión de “dar la talla”, y se cuestiona acerca de qué o a quién hay que complacer.

 

 

Entiendo su punto y, desde mi perspectiva, es necesario reconocer que a las mujeres se nos ha impuesto el rol de la espera y que debemos aceptar que nuestro valor se mide por la disposición del hombre a comprometerse, invitarnos a salir, llamarnos. Si nada de eso sucede, entonces, debemos guardar silencio y sentirnos derrotadas.

 

 

Ambas son imposiciones de la sociedad machista, que llevan a algunos hombres a adoptar la postura de evasión en las relaciones amorosas, y a veces, de superioridad. La razón es que el sistema les dio el rol de priorizar la independencia y el poder, sobre el compromiso emocional.

 

 

Por lo tanto, en el caso del “princeso”: si no me llama ella primero, si no me invita a salir, no me busca, no me escribe primero, no me moveré por ella. Porque bajo la lógica machista, es quien tiene el poder y no le da importancia a lo que la otra sienta.

 

 

Sin embargo, de todo esto rescato algo muy importante: para mí la soberanía sexual implica que todos y todas tengamos el derecho de construir nuestras narrativas amorosas sin que nos limiten las expectativas o imposiciones sociales tradicionales. Esto significa que, en las relaciones, nosotras también podemos tener la iniciativa en todo, sin que se nos critique. Eso sí, desmantelando los mitos de género, priorizando la conexión emocional, y derribando las jerarquías en la relación.

 

 

Respecto al 50/50 hablamos en otra ocasión (guiño).

 

 


POR SARAH ESPINOZA MÁRQUEZ • @sarah.spnz

 

ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta

 

 

#Princeso #Debate #RRSS #SoberaníasSexuales

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