01/10/25. No se puede negar que hubo un impacto emocional. La arepa venezolana perdió el "Mundial de los Desayunos” una competencia creada por el español Ibai Llanos. Este evento movilizó a la diáspora y llenó de orgullo a los que siguen en el terruño. La elegida para la competencia, la imponente Reina Pepiada, con su majestuosa capa de aguacate y mayonesa, no pudo con el emblemático pan con chicharrón de los peruanos.
Quizás, si en el Mundial de los Desayunos se hubiese competido con la arepa de la abuela, la historia habría sido diferente.
La derrota dejó una pregunta flotando en el aire: ¿Cómo pudo pasar esto?
La respuesta no está en la receta, ni en la sazón. La respuesta está en el alma de la arepa.
La arepa de la abuela, la verdadera campeona
Imaginen la escena. El sol apenas se asoma por la ventana y la casa se llena de un olor familiar. El sonido rítmico de un par de manos trabajando la masa de maíz precocida, una masa suave y flexible que se transforma en pequeños discos perfectos. Porque, aunque la abuela no sepa de geometría, una arepa redondita siempre le sale.
El budare, ya caliente, recibe a las arepas que, con el calor, se hinchan y se doran hasta formar una costra crujiente. Es la arepa que sirve la abuela. No tiene nombre, ni apellido, solo amor.
Esa es la arepa que come el nieto cada mañana. La rellena con un revoltillo de huevo y tomate, o quizás con un trozo de jamón y queso, pero lo más probable es que sea con sólo un poquito de margarina y queso blanco rallado.
Es una tradición que se repite todos los días. La abuela no la hace para ganar un concurso, la hace porque es su forma de decir "te quiero", de alimentar el cuerpo y el alma.
La Reina Pepiada: el producto vs. el sentimiento
Y luego está la Reina Pepiada. La Reina es una arepa para ocasiones especiales. Es el platillo que se pide en la arepera después de un juego de béisbol, el que se come con un grupo de amigos, o el que se devora después de una rumba. Es una delicia, sí, pero es un producto. Es una marca, un embajador culinario.
La Reina Pepiada es el marketing de Venezuela, el producto que se vende al mundo. Pero la arepa de la abuela, la que no tiene nombre, es la historia nuestra. Es el vínculo con la tierra, la familia, y el ritual de cada mañana.
La derrota en el Mundial de los Desayunos nos recuerda que no siempre gana el producto más elaborado. A veces, la victoria la tiene el que representa la esencia, el gentilicio y el corazón de un pueblo. Quizás, si en el Mundial de los Desayunos se hubiese competido con la arepa de la abuela, la historia habría sido diferente.
POR KEYLA RAMÍREZ • @envejecer_siendo
ILUSTRACIÓN JADE MACEDO • @jademusaranha