28/02/2023. Recientemente culminaron las celebraciones carnestolendas. Unas fiestas ancestrales que le rinden tributo al Rey Momo y a las múltiples posibilidades que tenemos de transformarnos en otra persona. Sin embargo, el disfraz no termina con estas fechas. Cada mañana, cuando saltamos de la cama, automáticamente metemos en el bolso un sinfín de máscaras y trajes con los que nos hacemos pasar por innumerables personajes con la finalidad de sobrevivir o de que no nos capturen con las manos en la masa. Emulando los documentales de NatGeo, resulta que el día a día viene acompañado de diversos camuflajes que muchos usamos para que la vorágine cotidiana no nos trague y nos escupa. Demos un vistazo a algunos de los disfraces cotidianos que nos ponemos para que el mundo no descubra nuestras verdaderas intenciones.
DISFRACES COTIDIANOS
GENTE NORMAL: Este es el más común y difícil de todos los disfraces. Antes de salir a entrompar la vida, la mayoría se dispone a lucir lo más invisible posible con la finalidad de que los demás no descubran nuestras costuras. Para ello, nos reímos del chiste del jefe, repetimos los chismes de la oficina, nos quejamos al unísono con la cola o tratamos de no destacarnos demás. En el fondo, todos somos unos bichos raros llenos de temores y aristas, pero el común de la masa no debe advertirlo…al menos no a primera vista.
GENTE DECENTE: Este disfraz sirve más para Halloween que para carnaval. Quienes presumen de decencia, por lo general son personas más miserables y bajas que el promedio. Disfrazan sus envidias y demonios internos tras una capa protectora de moralidad con la que juzgan y condenan a todo el mundo.
MOTOLITA: Este es peor que el de gente decente. Para sobrevivir, este disfraz hace uso de su mejor cara de gafa para pasar por debajo de cuerda y obtener favores, poder e influenciar sobre su entorno. Normalmente estos personajes suelen incurrir en un sinfín de irregularidades, pero se escudan tras un manto de candidez forzada.
SOBRADO: Este disfraz es el predilecto de quienes quieren ostentar un cargo de poder, y solo pueden confundir a su entorno. Se trata de personas que suelen aliarse con los principales líderes y tratan de infundir temor en compañeros nuevos o de menor rango.
QUÍTATE LA MÁSCARA
Por causa de los camuflajes que la gente se pone en el día a día, es que muchos nos terminamos sintiendo muy solos. En el fondo, lo que mueve a que muchos metamos pequeñas mentiras sobre nuestra naturaleza es el temor al rechazo. Si bien es riesgoso ser totalmente transparente en la calle, es más sano tratar de ser más auténticos. Si lo hacemos, de seguro tendremos relaciones más reales y significativas.
POR MARÍA EUGENIA ACERO COLOMINE @mariacolomine
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ