29/06/2023. La primera pareja que sale a bailar es una señora y un señor vestido de blanco con chaleco negro; cachucha y los llamativos zapatos de dos tonos (b/n). ¡Cómo no van a salir a la pista!, si están cantando: “A llorar a Papá Montero, ¡zumba!, canalla rumbero”. Es el coro de ese tema estándar dentro del cancionero cubano, Papá Montero, interpretado ese día por el Sonero Clásico del Caribe.
“Son montuno y guaguancó” se llamó el recital-conversatorio efectuado el pasado 20 de junio y tuvo lugar en la Casa de la Historia Insurgente, en Caracas. Allí asistió un nutrido público que copó la sala. Pero es que no sólo tocaba el Sonero, sino que también había una charla sobre el son cubano y la historia de esta agrupación, a cargo de los investigadores Gherson Maldonado, Alejandro Calzadilla y Juan Carlos Báez, y la moderación estuvo a cargo del artista plástico Carlos García.
El Sonero Clásico del Caribe se formó el 3 de diciembre de 1976 en el auditorio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Ese evento se llamó “Son montuno y guaguancó” y, de igual forma, fue con una charla para explicarle al público cómo nació el son cubano. “Los que allí tocaron eran personas de avanzada edad. Por eso salió el nombre de Los Pures”, comenta Pablo Landaeta, director general del grupo e hijo del recordado fundador Carlos Emilio Landaeta, el célebre Pan con Queso.
Fue el 28 de febrero de 1977 cuando ofrecieron un nuevo concierto, con el mismo nombre y formato, en dicha Facultad, y el arquitecto Domingo Álvarez los rebautizó como Sonero Clásico del Caribe. En ese entonces, los integrantes fundadores eran, además de Pan con Queso (percusionista y director), José Rosario Soto (voz líder), Johnny Pérez (voz), Santiago “el Alacrán” Tovar (tres), José Castro (bajo), Pedro “Perucho” Aranda (guitarra) y Agustín “Pichín” León (bongó). Más tarde se incorporó el trompetista Carlos Guerra.
Sigue el legado
“Esta imagen que ustedes ven aquí se convirtió en el logo del Sonero Clásico, y fue la portada de uno de sus discos. Su creador, Domingo Álvarez, era arquitecto, artista, diseñó, por ejemplo, el Museo de los Niños. Él se compró esos zapatos, armó la composición y le tomó una foto. A su vez, otro diseñador maravilloso de nuestro país, Álvaro Sotillo, los dibujó y los convirtió en un logotipo. La fuerza del Sonero Clásico es que le da sentido a todo esto porque esa imagen se transforma en un emblema del son y la salsa fuera de nuestra frontera”, así comenzó Calzadilla el conversatorio, deteniéndose en ese detalle que representa a esta música caribeña.
El Sonero Clásico del Caribe ha tenido en su línea a diferentes músicos, y eso es lo que ha permitido su existencia durante décadas. Su repertorio abarca un amplio abanico de la música típica cubana (son montuno, guajira, guaguancó, bolero, y otros) con composiciones propias y versiones.
Actualmente los miembros son Pablo Toro (voz y guitarra), Carlos González (voz y maracas), Miguel Ilarraza (tres), Luis Gámez (bongó), Ismael Liendo e Ignacio Blanco (trompetas), Tadeo Guédez (director musical) y Pablo Landaeta (director general y congas). El año pasado grabaron el disco Somos el son y hace poco sacaron un sencillo.
Báez hizo énfasis en que “el Sonero Clásico puso el son de moda en un momento en que estaba imperando la salsa. En ese entonces, en la música caribeña estaban el Madera, el Trabuco y más propuestas locales, y en las comunidades se estaba experimentando con la salsa. Pero el Sonero tiene la virtud de enfocarse en el son tradicional”.
POR MERCEDES SANZ • @mercedes.jazz
FOTOS CORTESÍA DANIEL COLMENARES Y MERCEDES SANZ.