15/02/24.
La papa que nos alimenta
La Fundación Productores Integrales del Páramo (Proinpa), cumplió hace poco veinticuatro años siendo ejemplo de producción agrícola, haciendo ciencia con sus propias manos. Y el proceso se vuelve más extenso y complejo porque cuentan con un laboratorio llamado Cebisa (Centro Biotecnológico para la Formación y Producción de Semillas Agámicas), con catorce años en funcionamiento, hoy tienen 82 variedades de papas: Granola, Yungay, María Bonita, Diacol Capiro, Dorinia, Kennebec, Amarillys, Angostureña, Atzimba Betina, por nombrar sólo algunas.
A más de tres mil metros sobre el nivel del mar conocí esta experiencia de la papa y otros rubros, porque resulta que existen papas para freír y otras para sancochar, existen semillas sexuales y asexuales, todas y cada una de estas variedades tienen nombre propio y, en definitiva, el pueblo consumidor no sabe elegir la papa que se lleva a la boca.
Cebisa en tres pisos
En un laboratorio de tres pisos hacen multiplicación masiva de plantas de papa, ajo, zanahoria, fresa, batata y ñame.
Ingrid Rivas es una mujer que está la mayor parte del tiempo en el laboratorio y nos contó que tienen el área de preparación de medio, de propagación y cuentan con un banco de germoplasma. Además nos contó: “contamos con un mechero y alcohol absoluto porque cada vez que se hace un corte se seccionan las plantas, las pinzas quirúrgicas son previamente esterilizadas y para acceder al lugar es como un quirófano, tapa bocas, caretas, gorros, batas y guantes”.
Cuentan con ochenta y dos variedades de papa y trabajando de la mano del productor, lo que más llevan son dieciséis variedades y ellos van y hacen su trabajo en la tierra.
Semillas sexuales y asexuales
Una de las curiosidades en este lugar es cuando hablan de las semillas sexuales y asexuales. Nestor Monsalve cuenta que la asexual es la que produce una planta madre, “es como un mamón, como ver un tomatico que obtiene las semillas pero si esa semilla es de la variedad angostureña yo pienso que todas las semillitas van a ser angostureñas, la sorpresa de la naturaleza es que no es así, hay una segregación múltiple, aquí en este tubo de ensayo hay una diversidad y un trabajo de investigación para veinte variedades de papa más, provenientes de mamá angostureña, entonces es una semilla asexual”.
En cambio, la semilla sexual puede generar mucha más vida, cada tubérculo de estos va a dar diez, esos diez en la siguiente siembra me van a dar cien, estos cien en el siguiente ciclo me van a dar mil y estos mil una tonelada y pico en semillas, por eso es que es muy interesante el tema de la propagación de cada ciclo pero también asumir el compromiso de lo que se está haciendo.
“¿Qué es lo que tenemos en nuestras manos? Es genética, es bioseguridad, es agroalimentario”, expresó Nestor con orgullo.
Sistemas aeropónico
“… logró construir el primer núcleo de aeroponía que forma parte del Cebisa. Este sistema innovador permite cultivar papas en el aire sin emplear el suelo, insumos químicos, fertilizantes y agua de riego. Fue desarrollado en el estado Mérida como parte de una apuesta estratégica para garantizar la soberanía alimentaria de Venezuela”, así leí en el portal del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Nunca imaginé que esto fuera posible. Apenas entramos a esta área, abrieron unas puertas donde se ve la raíz de las plantas, acá pudimos observar muy de cerca cómo es el tratamiento a la raíz y lo increíble que se ven las papitas colgando.
“…el manejo ergonómico es la solución nutritiva que aplicamos al agua y le enviamos al riego y entra solamente por la raíz de la planta, es como una nebulización en la raíz, esperamos que las papitas tengan el tamaño de una pulgada para desprenderlas, hasta que alcance la vida fisiológica de la planta”, nos comentó el compañero Jesús Suescun de Proinpa.
En septiembre cumplieron veinticuatro años, son veinticuatro años con las manos en la siembra, veinticuatro años innovando, inventando y reinventando una agroecología sustentable, pasando todos esos conocimientos a nuevas generaciones para seguir garantizando variedades de rubros para alimentar a un pueblo, en contacto directo con productores y productoras que apuestan al trabajo digno y soberano.
Aguas curativas
Si te parecen mucho los tres mil metros de altura donde se encuentra Proinpa, te cuento que seguimos elevándonos, y es que llegamos a La Musui y sus aguas termales, en una caminata por las frías montañas del páramo a tres mil quinientos metros de altura, pero antes nos zampamos unos pastelitos andinos en la entrada del predio.
Dos horas aproximadamente nos echamos hasta los pozos, podíamos subir en burro pero somos pura gente con espíritu senderista y nos lanzamos la aventura con mucha calma porque la presión de la altura hacía que la gente se mareara.
Todo el paisaje era una maravilla, ninguna foto podía quedar mal, relieves de montañas, verdes de distintos tono cubriendo toda la gama, árboles con formas extrañas y un aire nunca antes experimentado por mi olfato; una zona para acampar y nosotrxs con una bandera grande y roja del Movimiento de los Trabajadores y Trabajadoras sin Tierra de Brasil (MST) que decía “Rumo aos 40 anos do MST” capturando, vacilando la caminata. El mes pasado los cumplieron y en el mes de julio realizarán su congreso nacional. Una profunda admiración por el movimiento social más grande de Latinoamérica, mucha lucha y fuerza popular.
Al atravesar las montañas llegamos a las pozas, una más grande y caliente que la otra. Estas aguas proceden de capas subterráneas de la tierra que se encuentran a mayor temperatura y tienen beneficios curativos; se dice que las primeras conocidas datan del dos mil a.c. Sus propiedades van desde disminuir la tensión muscular hasta aumentar la circulación sanguínea. A mí me dejó el cabello sedoso y brillante.
Entonces el cierre de esta ruta por el páramo fue el paraíso en las aguas termales de La Musui, volvería una y otra vez con las personas que me acompañaron, a quienes agradezco profundamente por invitarme a ser parte de esta experiencia que sólo nos llevó 7 días por recorrer .
Más flores por explorar
Me fui de esas montañas con el aroma a lirios, el páramo huele a lirios, a piedras, a tierra y a agua fría pero también termanles, el páramo es de cachetitos rosados, de ojos achinados y de cordialidad permanente, de fresas con crema y dulces abrillantados, de artesanías y de organización popular, es de cría de ovejos y de resguardo del perro Muchuchíes.
Volvimos a la ciudad de Mérida, un lugar con mucha movida noctura, bares con temáticas culturales, show de circo en las plazas y mucha gente disfrutando de los espacios comunes. Ahí nos encontramos con Hillmar Rodríguez, una comunera de la Che Guevara de Tucaní, quien es parte de la dirección nacional de la Unión Comunera y con quien siempre nos gusta conversar de organización, de feminismo comunal. Y es que flores habemos en todos lados, en todos los rincones, vamos aprendiendo a cultivarnos juntas y a caminar sin miedo.
A cada una de las florecitas humanas que menciono en este recorrido que me llevó escribir tres partes, les obsequiamos una libreta de la Ruta de las Flores, hecha a mano, de las mujeres comuneras de la 5 de Marzo Comandante Eterno ubicada en El Valle. Seguimos tejiendo y conociendo experiencias de mujeres en territorios venezolanos porque somos millones de flores haciendo posible todo lo que venimos soñando.
TEXTO POR NIEDLINGER BRICEÑO PERDOMO • @linger352
FOTOS POR DEIVIDI ZORZZY • @davidzorzzi / NIEDLINGER BRICEÑO • @linger352