05/04/24. En mis primeros años era un simple radio de transistores (AM/FM). Luego vinieron los walkman, que te permitían llevar tus canciones predilectas en un casete (jóvenes, pregúntenle a sus padres qué carrizo era un casete). La etapa siguiente fue la de los iPods y MP3 y hoy tenemos el celular, que se robó las funciones de todos esos antecesores.
Así de meteórica ha sido la carrera de los equipos de sonido utilizables en el deporte del trote.
La época de la radio no fue mala, entre otras razones porque no había más nada. Uno tenía que elegir su emisora favorita y ligar que pusieran música adecuada para acompañar el esfuerzo. También era necesario tener suerte de que el locutor o discjockey no estuviera ese día demasiado hablachento.
El tiempo de los walkman ya permitió que los corredores oyeran sólo la música de su gusto, en bloques de media hora por cada lado del casete. Si no tenías una colección extensa de cintas, la cuestión podía volverse repetitiva.
También llegaron los discman, pero no los incluyo aquí porque no eran muy apropiados para el trote por su forma y tamaño y porque el movimiento del cuerpo los afectaba.
Una verdadera revolución fue la llegada de los MP3 y los iPods, pues se redujo considerablemente el tamaño de los aparatos y, al mismo tiempo, se incrementó la cantidad de música que podías llevar contigo.
La industria, siempre pendiente de segmentar los mercados, creó algunos modelos especiales para corredores. Uno de ellos fue el iPod Shuffle, que prescindió de la pantalla y tenía como accesorio un estuche hermético para aislarlo del sudor del portador. Te confieso que lo usé por muchos años y sólo lo abandoné con la llegada de la siguiente etapa, la del teléfono de usos múltiples.
Hoy en día, basta con poner tu música favorita (o cualquier otro tipo de material sonoro) en alguna de las aplicaciones del celular, conectarle los audífonos de cables o sintonizarlos con los inalámbricos y ya tendrás un buen rato oyendo lo que te dé la gana. En eso estamos.
Pasos y zancadas
Cuidado con el calor. Las últimas semanas han sido de calor intenso, de calima y aire viciado por el humo de los incendios. En esas circunstancias, el esfuerzo de trotar, por suave que uno lo haga, amerita precauciones especiales. Es mejor hacerlo muy temprano, antes de que suba “la pepa de sol”, ir por zonas sombreadas y con bastante agua disponible. Por cierto, hay que tomarla antes de que se sienta la sensación de sed. Y ante la más leve sensación de mareo o “pálida”, parar y refrescarse. Después no digas que no te lo dijeron.
[Próxima entrega: Accesorios para correr (VIII): Franelas, camisetas y afines]
POR CLODOVALDO HERNÁNDEZ • @clodoher
ILUSTRACIÓN JADE MACEDO • @jademusaranha