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Orfandad enquistada

Haydee Espinoza

 

 

25/04/24.

 

 

 

 

 

Eva

 

—Madre, aún es madrugada. Llueve. Te lo suplico, llévame contigo. 

 

—Agradece, muchacha, aquí tienes: techo, comida y vas a la escuela.

 

—Pago por todo eso madre, a ti también puedo pagarte.

 

—No insistas.

 

—Aquí...no soy hija, madre.

 

La niña entonces, comprendió el origen de su existencia y llegó la aceptación, con extraña certeza, de los motivos inapelables de su destino.

 

Adán

 

Aquel hombre me siguió por un largo trecho. Yo daba miraditas furtivas, temiendo me alcanzara.

 

Sorpresivamente, dio un salto brusco y se me adelantó con decisión, fue cuando noté su figura erguida como si fuese de verdad.

 

Parecía que de su chaqueta color verde militar, salieran hilos que lo suspendían del suelo, alfombrado de asfalto resquebrajado.

 

Se detuvo cerrándome el paso y exclamó con voz honda...

 

—¡Soy tu padre!

 

Pensé, es un loco, ahora sí debo empezar a correr, se le perdió una hija y cree soy yo.

 

Pero su pálida sonrisa y un no sé qué, me hizo vacilar.

 

—¡Soy tu padre! –repitió.

 

—¿Mi padre?, no crees que llegas tarde: ¡Padre!

 

Le recriminé, burlona y altaneramente, como para darme ánimos.

 

—No le di tiempo para responder y extraje de mi bolso escolar el borrador.

 

 

 

 

 

Haydee Espinoza  (Rubio, 1946)

 

 

 

Normalista, actualmente es docente jubilada. Se inició en la creación literaria a los 70 años de edad, gracias a un taller dictado en el Centro Cultural Méndez Osuna, en Tovar, estado Mérida. A partir de ahí no ha dejado de participar en numerosos talleres literarios y de poesía. Ha publicado poesía y narrativa en la revista País de Papel, de la Asociación de Escritores del estado Mérida. Actualmente es miembro de la directiva de la Asociación de Poetas Valle Mocotíes.




 

 

ILUSTRACIÓN: MAIGUALIDA ESPINOZA COTTY

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