30/05/24. Hay jugadores a los que su momento de plenitud en la cancha le llega después de un largo peregrinar, sumidos en papeles secundarios, hasta que una conjunción de factores se alinean a su favor para que muestren toda su categoría y asuman el protagonismo del que no habían disfrutado antes.
Es el caso de uno de los mejores mediocampistas de la temporada en la Liga Futve: el marabino Gustavo González, que está viviendo un renacer de su juego en el cuadro granate, luego de su paso sin mayor suceso por Academia Puerto Cabello y Yaracuyanos.
A los 28 años, el camiseta 5 del Carabobo es el alma de la zona medular que armó el técnico español Diego Merino para esta temporada, en la que el equipo industrial está a un triunfo de conquistar el torneo Apertura y clasificar a la final por el campeonato absoluto, dos gestas que nunca había saboreado en su historia.
Una de las razones del gran desempeño de los carabobeños se debe al rendimiento alcanzado por González a lo largo del torneo, y muy especialmente el cuadrangular semifinal del grupo dos. Su despliegue para cubrir espacios, realizar las coberturas, desdoblarse en defensa y ataque, robando y distribuyendo balones con la misma prestancia por la banda derecha, ha sido esencial en el funcionamiento del granate.
Merino ha hecho de la mitad del campo el principal bastión del Carabobo. El entrenador pacense ha sabido aprovechar el renacimiento de González para potenciar sus virtudes. Lo ha convertido en el estandarte de la salida limpia y precisa del equipo.
Todo el fútbol del equipo pasa por los botines del zuliano. Es quien da velocidad a los ataques con sus toques de primera, abre hacia los costados para que Robert Hernández y Edson Tortolero hagan su trabajo de demolición, y en fase defensiva forma una línea inexpugnable en compañía del merideño Harrison Contreras, otro soldado de mil batallas en el fútbol nacional, y del capitalino Juan Camilo Pérez, otro que ha encontrado en el Misael Delgado de Valencia un terreno fértil para desarrollar su juego.
Si Carabobo está en la final del Apertura, se debe en buena medida a la solvencia de sus mediocampistas. En ese sector se ahogó la inventiva de José Lovera, la gran figura de Angostura en la temporada; el talento de los Bahachille, Manuel Covea y Carlos Cermeño de la Academia Puerto Cabello de Noel Sanvicente; y el empuje de Johan Moreno y Jeizon Ramírez en el Penta.
Los tres equipos fueron triturados por el mediocampo carabobeño que ahora tendrá otro duelo vital ante Metropolitanos, que también basa su juego en el empuje de su cuatro hombres del centro del campo: los carrileros Ely Valderrey y el portugueseño Angelo Lucena, que ha vuelto a florecer en las filas del cuadro violeta en esta nueva posición que le asignó el DT José María Morr; y los volantes mixtos David Zalzman y el paraguayo Walter Araújo, quien finalmente explotó en el ataque, luego de una temporada gélida de cara al arco, al convertir un soberano triplete para acabar con la invencibilidad de la UCV y asegurar el pase a la final del Apertura.
De cierta manera esta final entre granates y violetas será un juego de ajedrez en la zona de gestación. Por un lado, estará el sincronismo carabobeño que propugna Merino con Gustavo González a la batuta de cada movimiento; y por el otro lado el juego de posesión y la vertiginosidad por los costados en busca de la finalización del paraguayo Francisco Bareiro y de Charlis Ortiz, alfa y omega en el ataque de Metro que Morr ha afinó en la recta final.
Gustavo González todavía tiene que superar otra prueba hercúlea. Consagrar a su equipo el domingo 2 de junio en el Misael Delgado para que su temporada de ensueño culmine con la vuelta olímpica y un título para la historia.
POR GERARDO BLANCO • gerarblanco65@gmail.com
ILUSTRACIÓN JUSTO BLANCO • @justoblancoru