25/07/24. El balance de la recién culminada Copa Venezuela ganada por el Deportivo La Guaira deja un saldo positivo por donde se le mire. Después de cuatro años sin celebrarse, la Federación Venezolana de Fútbol y la Liga Futve revivieron el torneo más añejo del país, el mismo que plantó las semillas de la organización federada del fútbol nacional.
Mantener viva la memoria de este deporte siempre es un acierto. Como lo fue también que la Copa Venezuela se disputara en honor del recientemente fallecido Luis Mendoza, una legenda de balompié nacional, el primer crack de nuestras canchas, quien en sus días de gloria como jugador y luego en el rol de entrenador luchó como pocos para que los equipos formaran, dieran oportunidad y respetaran los derechos laborales de los futbolistas nacionales.
Invitar a los familiares de Mendocita, Vanesa Maradona y Luis Carlos, para que asistieran a la final y recibieran un reconocimiento en nombre de su padre fue otro gesto que enalteció la organización del torneo.
En lo deportivo, la Copa Venezuela también evidenció el esfuerzo que realizan los clubes de primera y segunda división para fortalecer sus categorías menores y extraer de allí a sus nuevos talentos, en un proceso de renovación que debe ser incesante. El hecho de que 98 chamos entre 15 y 20 años hayan debutando en el torneo es un reflejo de ese trabajo sistemático de formación aguas abajo, que requiere tiempo, inversión y paciencia para pulir a los canteranos en el largo camino de llegar al primer equipo profesional.
Nombres como los del delantero Carlos Paraco, formado en el Táchira y ahora en las filas de Metro; del mediocampista Jailert Navarro y el arquero Samuel Aspajo (Metro); y los del formidable todocampista Keiber Lamadrid, una de las mayores promesas del cuadro naranja; Alex Custodio, un defensa rápido y lúcido en la marcación, y el delantero Sebastián Castillo, destacaron a lo largo del torneo y seguramente serán habituales en las alineaciones de sus equipos en el Torneo Clausura.
El fútbol de posesión del Deportivo La Guaira con el buen manejo del balón de Casimiro Peña, Juan Perdomo y Lamadrid se impuso en un partido que controló por largos pasajes y logró desequilibrar con las proyecciones del lateral-volante panameño Jorge Gutiérrez, y su tiro de buscapié que Leonardo Pérez desvió hacia el fondo de su propio arco.
Para ser una gran final, con la atención de todo el país futbolístico expectante, le faltó más ritmo y jugadas de peligro en ambos arcos; debilidades que los entrenadores venezolanos tienen como desafío superar en cada jornada para que el espectáculo del fútbol profesional sea cada vez más atractivo para los que se acercan a disfrutarlo.
Quedó claro que La Guarra y Metro necesitan el jugador picante que genere sociedades con Edder Farías o Nicolás Fedor, artilleros que pasaron de puntillas por el Brígido Iriarte.