26/07/24. El oriente, dicen que, por allá, amanece más temprano. Allá, también tienen sus cantos, sus faenas y su fe infinita en la Virgen del Valle. Desde esas tierras, llega a estas líneas María Rodríguez, sirena y mariposa. Bailarina y cantora, amante del tabaco y amiga de Benito Yrady, que todos indican como su mejor conocedor. Por este año, festejamos su centenario de esta mujer patrimonio de Venezuela considerada la voz de Cumaná. Son muchas las cosas que se recuerdan de María, como cargar los cantos de sus tierras, retomarlos, conocer los distintos géneros de la música oriental y convertirse en profesora de la Universidad de Oriente.
Amaba, dicen, el tabaco. Una canción que ella le cantó es una de sus piezas más recordadas. Sus viajes, ocuparon toda la geografía nacional y fue más allá, incluso a Cuba y a Portugal, también a Inglaterra. Interpretó merengues, joropos, estribillos, corridos, valses, pasodobles, aguinaldos, jotas, galerones, polos, gaitas orientales, puntos, polkas y otros tipos de música oriental.
Hoy, si usted se convence que es una mujer que merece un homenaje y se lo comenta a alguien, le lloverán razones para hacerlo y encontrará voces, como la de Fabiola José, Cecilia Todd o Iván Pérez Rossi, dispuestos a ayudarles a encontrar las conexiones necesarias para que la palabra escrita le hagan el debido homenaje. Es en ella, quizás que este año se nuclean los reclamos por el lugar de la música popular venezolana que tiene ese sabor de tierra húmeda, de viento de playa, de mañanas de pesca o de arado.
¿Nunca habías oído hablar de ella? ¿Ni de su voz acidita y un poco áspera? ¿Cuál es la forma correcta de hacerle un homenaje? ¿Cómo la encontramos, tejemos e iluminamos en el medio de Cumaná y cómo mostramos esas voces de las tardes en nuestra geografía nacional? La memoria tiene mucho que ver con la cultura y en ella, el canto es uno de los elementos que nunca pueden separarse.
Es tiempo de darle a María cien rosas, cien mariposas y de garantizarle un segundo cententario, viva en la memoria y en las voces de todo un pueblo. Para ello, deben ser profundos nuestros cambios en el lugar que le damos a la cultura popular, a registrarla, mostrarla y difundirla porque no es tan sólo el deporte ni lo que dicta el mercado lo que puede representar un país. Desde aquí, sólo empujar para que no se quede en segunda fila o a voz bajita, el grito de los suyos que tejen para María el sitial entre las venezolanas que nunca deben olvidarse.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta