02/08/24.
Nada nos conmovió tanto a los catorce años como la muerte de María, la niña pura del libro de Jorge Isaacs. Este tomito, encuadernado en cuero rojo, con cantos y tafiletes dorados había pertenecido a la biblioteca del abuelo Ricardo Alfonso, y lo hallé en uno de sus baúles en la habitación frente al tanque. Solamente esas paredes saben cómo lloré durante el proceso de enfermedad, muerte y entierro de María.
Entonces cuando iba al cementerio de arriba a visitar la tumba de Edda Eligia, la hermanita muerta, me parecía ver la misma siniestra ave negra posada en el brazo de hierro de la cruz. Al yo acercarme, el pajarraco levantaba el vuelo graznando lúgubremente.
Mi mayor felicidad entonces hubiera consistido en que la tuberculosis acabara con la hija de Narciso Blanco, pero los Blanco eran tradicionalmente una familia de gente sana.
De: El osario de Dios (1969)
Alfredo Armas Alfonzo
(Clarines,1921 - Caracas,1990)
Escritor, crítico, editor, historiador y fotógrafo venezolano. Es tomado como unas de las grandes figuras del realismo mágico, de la literatura fantástica y unos de los pioneros del microrrelato. Ocupó importantes cargos en el área de la cultura como vicepresidente del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (Inciba), director de Cultura de la Universidad de Oriente y director de la página cultural del diario El Nacional. Entre sus numerosas obras publicadas destacan Los cielos de la muerte (1949), Los lamederos del diablo (1956), El osario de Dios (1969), Agostos y otros difuntos (1972), Cien máuseres, ninguna muerte y una sola amapola (1975), Con el corazón en la boca (1983) y Los desiertos del ángel (1990) Su obra más conocida y que es indicada como su obra cumbre es El osario de Dios (1969). Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1969 y el doctorado honoris causa en Humanidades de la Universidad de Oriente (1986).
ILUSTRACIÓN: MAIGUALIDA ESPINOZA COTTY