12/09/24.
1.
La verdad, tenerla. Ojalá bastase con mencionarla, invocarla, esperarla o defenderla. Nada de esto es suficiente. Y dicha insuficiencia es un estado tan peligroso, tan delicado tan sensible, que al hacerlo se puede estar entrando en los campos de la mentira.
2.
Conoces muchas personas que se atribuyen la verdad de su lado. Son pocos, quizás ninguno, que aseguran con sus ojos destemplados, que no saben dónde está la verdad de las cosas. Bienaventurados los primeros, atormentados los segundos.
3.
O no tan bienaventurados los primeros, porque el poseer la verdad, tenerla, conlleva unas responsabilidades. La conciencia que existe en torno a ella implica una acción, un modo de ser. La verdad hay que construirla. Hay que hacer la verdad. En el día a día, a toda hora, siempre, si es que realmente queremos ser verdaderos.
POR RUBÉN WISOTZKI
ILUSTRACIÓN JADE MACEDO • @jademusaranha