22/08/24. A su paso por Bogotá La Novia del Feeling habló con El Tiempo de su vida, entrevistada por el editor Francisco Celis Albán, ante la pregunta: ¿Qué música estaba de moda cuando ella crecía? Ella respondió: “Había mucho, el danzón, el danzonete...” como quien dice ellos siempre estuvieron allí. No estaría de más decir que el danzón es un ritmo y baile que se originó en Cuba en el siglo XIX y cuya autoría se atribuye al compositor matancero Miguel Faílde, en tanto que el danzonete, esa mezcla entre el danzón y el son creada por Aniceto Díaz en Matanzas, muy cultivado por Raimunda Paula Peña Álvarez, más conocida como Paulina Álvarez, la Emperatriz del danzonete, sobrenombre que le puso Rafael Ruiz del Viso, locutor, actor y animador cubano.
... ni bien lo escuches, tendrás asegurado un viaje a la Cuba del pasado en primera clase. ¡A volar!”.
Omara siempre atenta al acontecer musical cubano y admiradora insigne de Paulina le rinde homenaje y de los archivos históricos de la discográfica cubana, Omara gracias a la técnica, canta sobre las bases del disco e incluso hace dúos con “la emperatriz” como son-pregón, boleros, guajiras, bolero-mambo y danzonete, dejando una verdadera joya discográfica que une en un mismo número a dos grandes damas de la música cubana titulado Rompiendo la rutina (Nuba Records / Karonte, 2012).
Les contaré un cuento, reseña María Eugenia Montenegro: “Allá por el año 1964, la artista cubana Paulina Álvarez, conocida como «La emperatriz del danzonete», grabó su primer disco de larga duración en que interpretó clásicos del repertorio cubano y universal como Échale salsita, El panquelero y Obsesión, entre otros temas. Más de cuarenta años después, Omara Portuondo (la diva de Buena Vista Social Club), desempolvó aquel tesoro y quiso rendirle un homenaje con un disco titulado Rompiendo la rutina. En este disco, leit motiv del cuento, Omara accede a poner voz a algunas bases e incluso, a hacer dúos con la propia Paulina, utilizando los playbacks del disco y de esta forma recupera una de las joyas más preciadas de la música de su país.
El cuento se cuenta rápido y tiene, claramente, final feliz. Sin embargo, no resulta tan simple resumir el minucioso trabajo de ingeniería de sonido que hizo que las canciones del pasado conserven ese sonido añejo, potenciando la voz de Paulina sin deslucir la voz de Omara. La belleza del disco radica precisamente en haber logrado un puzle sonoro donde las todas piezas encastran a la perfección.
La producción de Jorge Rodríguez y Miguel Patterson, el trabajo de ingeniería, la participación de Xiomara Valdés, (una de las ex integrantes del Cuarteto Las D’ Aida), de Cachaito López en Nuestro gran amor (que fue el último tema que grabó el excepcional bajista) y del gran pianista cubano, Chucho Valdés sumado a la garra con que Omara Portuondo interpreta las canciones, dieron por resultado este disco de cuentos de fábula maravilloso e innovador. Total que, sobre el cuento del disco que les conté, sólo me queda añadir que, ni bien lo escuches, tendrás asegurado un viaje a la Cuba del pasado en primera clase. ¡A volar!”.
La sección Bohemia Vieja recomienda de Paulina, la lectura de un trabajo que profundiza en su vida y carrera, escrito por Don Galaor (seudónimo del periodista, escritor y autor teatral Germinal Barral) y publicado en 1939. Allí supimos que comenzó a los nueve años de edad. En fiestas de las sociedades “Unión Fraternal”, “Centro Maceo” y otras que en beneficios de estas sociedades y celebrados en los teatros Campoamor, Esmeralda y Martí. Fue en la antigua estación 2-PC, de Ángel Bertematy, su primera actuación en la radio. Después pasa a la CMCJ, donde actúa con la Orquesta Elegante. Un día la sorprendió Ruiz del Viso, que era el administrador de la emisora, y el mismo que le puso el sobrenombre, le habló de muchas cartas, en las que elogiaban su voz y allí tomó conciencia del berenjenal en que estaba metida.
POR HUMBERTO MÁRQUEZ • @rumbertomarquez
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ