12/01/2023. Les presento a Alberto Millán Villarroel, que con ese apellido sabemos, más o menos, el origen de este personaje. Lo conozco de las clases de canto popular que imparte la profesora Gerónima Muñoz, en la Escuela de Música Lino Gallardo, en La Castellana, Caracas.
Oriundo de Güiria, estado Sucre, hijo de los señores Cruz Alberto Millán Cedeño, caballero bien planchao, en bicicleta, y Prisca Carmen Villarroel, dama de gustos y modales refinados, como bien lo cuenta el propio Alberto, resultó ser un fino versador con un descubrimiento reciente de este don, o por lo menos, con la conciencia clara, para considerar que lo que hace, tiene la categoría de arte, a pesar de que en su familia no existió ningún artista o cultor que pueda decirse lo influenció. Quizás la única influencia que tuvo fue que vivían junto a un club que ponía toda clase de música durante todo el día.
Un hombre de sesenta y dos años, que en los años ochenta se viene a Caracas, habiendo hecho su primaria y secundaria allá en su pueblo, llegó para formarse y forjarse a sí mismo, al calor del trabajo y las experiencias que la vida le deparase. Hoy día, ya con dos matrimonios y tres hijos, solamente le falta el libro y el árbol, como dice la conseja, de las cosas que hay que hacer mientras se está vivo.
La primera vez que quise entrevistarlo, me dijo que él no era músico porque le hice preguntas muy relacionadas con la música y, ciertamente, hacer versos, tiene que ver más con la poesía o la escritura que con la música pero al hablar de canciones, volvemos a caer en el mundo de los sonidos. Dice respetar a los músicos, a los que estudian y hacen música y que prefiere, entonces, considerarse un “Inventor de Versos y canciones prestado a la música”.
La primera vez que quise entrevistarlo, me dijo que él no era músico porque le hice preguntas muy relacionadas con la música y, ciertamente, hacer versos, tiene que ver más con la poesía o la escritura que con la música pero al hablar de canciones, volvemos a caer en el mundo de los sonidos.
Nos cuenta una anécdota: en la época que aún no existía guasap (whatsapp), dice que halló la versación a través de los mensajes de texto de los teléfonos celulares analógicos. Hará unos doce o trece años de eso. Y desde que lo hizo la primera vez, no ha parado de escribir. Pasaba que como no le gustaban los “mensajes en cadenas”, él respondía a su modo, y lo hacía en verso sin saber. La gente le empezó a decir que le gustaban mucho sus respuestas tan originales. Ahí fue que se dio cuenta.
Luego, comenzó a estudiar cuatro con la profesora Milagros Figuera. Tanto la profesora Gerónima como la profesora Milagros vieron el talento magnífico que tiene Alberto para “inventar canciones”, como dice él, con tanta facilidad, y junto a Gustavo Bencomo lo han apoyado a montar sus canciones que, en distintos géneros, ya forman parte de un “repertorio” interesante: El Viejito y Mi Negrito, merengues, El Carilampiño, aguinaldo, Canción pa’ ti, va, bachata, Rayito de sol, vals. Le pregunto si no tiene canciones “orientales” y me dice, “claro que tengo”. Algunas de ellas son: Pa’ Cumaná, merengue oriental, Güiria mi compay, gaita margariteña, de Güiria pa Maracaibo, joropo oriental y gaita de furro.
Ciertamente es un hombre con un talento innato de poner en verso lo que siente de la realidad, lo que va viendo y viviendo, que ya tiene como unas sesenta composiciones, algunas ya grabadas por Jesús Muñoz, gran amigo, y con el apoyo de sus profesores ya nombrados y también de Belkis Figuera, su profesora de técnica vocal y Rafael González Bolívar, excelente bajista. Ahora, el siguiente paso es preparar unos videos de algunas de sus piezas para hacer conocer su arte a través de las redes sociales, aún en construcción.
Para cualquier información adicional, les dejo su número de teléfono y correo electrónico: 0414-3331712, albertojmillanv@hotmail.com.
POR ROCÍO NAVARRO AMARO • lamusica.flauta@gmail.com
FOTOGRAFÍAS ALEXIS DENIZ • @denizfotografia