Si no sirve mi canción
Pa' que se encienda tu alma
quema entonces mi guitarra
pero que crezca la llama
Alí Primera
20/02/25.- Cuando pienso en estas líneas, no me figuro, como se suponía su intención inicial, sólo en su música, sino en el hombre, en el ser que, brotando del pueblo, sin dejar de serlo, lo hace vibrar. Pienso por ejemplo en esas letras que he puesto a manera de epígrafe, líneas que una vez escuchadas se quedaron sembradas más que ejemplarmente como si nada más estallara en la historia para hacerla nuestra.
El canto honesto, porque es vivido, jamás podrá equipararse con aquel que se vende al mejor postor... es denuncia permanente… y por eso debemos tenerlo claro: no se enclaustra, es universal.
Todos los pueblos, mejor dicho, la patria, la matria, paren sus cantoras y cantores, cuando digo Alí Primera como también digo Víctor Jara y así… de continuar la lista sería interminable. Basta con ojear por un momento algunas páginas de la historia, a contrapelo siempre como diría Walter Benjamin, para darnos cuenta de que no resulta difícil comprender el origen y necesidad de las letras y ritmos que forjan y forjaron esos cantos que hoy, indudablemente definen nuestra identidad, la que erigiéndose como contrahegemónica, por más que algunos osen utilizarla al servicio de la dominación, jamás podrán calzarla, sería mejor decir, cazarla.
La resistencia, como voz y condición de dignidad, es pues, significado y significante, símbolo que dinamiza toda una gramática del ser y estar enunciado, de-nunciante… ¿Cómo pueden ser usados estos cantos por otros y otras que no han sentido en carne propia lo que Alí y Víctor sintieron, más allá de las persecuciones hasta su aniquilación física? ¿Cómo pensarse pueblo si en el dominio del capital todo se extermina en función de éste?
Todavía recuerdo la primera vez que escuché, en un pequeño disco de acetato las letras de Alí, más allá del epígrafe, el no basta rezar, hacen falta muchas cosas para conseguir la paz… un mensaje tan nítido para quien empezaba a comprender que el mundo tan injusto, también podía florecer…
Cantos que se vuelven himnos, himnos que hablan desde los propios valores humanos porque se trata de hacer, como el mismo Alí lo dijo, humana la humanidad…
El canto honesto, porque es vivido, jamás podrá equipararse con aquel que se vende al mejor postor, por eso combate como el mismo Alí lo hizo, toda dimensión comercial, por eso es denuncia permanente… y por eso debemos tenerlo claro: no se enclaustra, es universal.
El chavista, para nadie es un secreto, el que se siente tal y actúa como tal, es decir, que sigue principios ético-morales concretos en función de su propia comunidad, de su matria, en pro de la justicia social, comprende las canciones de Alí Primera porque impulsan su lucha, es decir, son el combustible de su propia praxis, concediéndole un mayor sentido a sus vidas… pero, ¿acaso hay que ser chavista para no comprender el valor de esas letras? ¿Para sentirlas como propias y ejemplarizantes?
Hay quien así lo cree, y hay quien sostiene que escuchar, por ejemplo, a Silvio Rodríguez, está pasado de moda, e igualmente a Alí Primera, nuestro Alí... pero basta con que se demuestre la rentabilidad de una de sus frases, de un coro, para darle la vuelta a la tortilla e intentar, afortunadamente sin éxito, pretender una borrosa imagen de quien se ha hecho pueblo, fuego, luz, vida, con sólo habernos enseñado que podemos y debemos seguir la senda de amor que nos caracteriza a nosotros, los del Gran Sur, de la Matria Grande y que nos diferencia, por ende, de aquellas y aquellos que, pretendiéndose tales, realmente no lo son o bien, cuando siendo parte de este Sur, resultan, dada su condición enajenada, incapaces de amar.
Así que, sigamos cantando a Alí Primera, sigamos, sintiéndonos cada vez más protagonistas de esas letras, que son, como sabemos, historia viva, sobre todo como ejercicio permanente de nuestro despertar.
POR BENJAMÍN MARTÍNEZ • @pasajero_2
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ