27/02/25.- Aunque en apariencia es un asunto más de farándula que de cualquier otra cosa, el problema que tuvo un humorista en el Festival de Villa del Mar se convirtió en un suceso noticioso. George Harris –que es como se llama el personaje- tuvo que interrumpir su espectáculo porque buena parte del público comenzó a abusar de él.
El público le dio un giro significativo al conflicto. Tanto que fue quien protagonizó más que el propio cómico el show mediático.
En principio, según como iba viniendo la información, parecía que el saboteo era una consecuencia de la xenofobia. Sin embargo, en un vídeo posterior se muestra su entrada y se escucha una aclamación general. Luego la cosa se fue tornando complicada, hasta que tuvo que retirarse, no porque lo echaran sino porque no le dejaban hacer su trabajo.
A partir de allí comenzaron las teorías sobre lo que había generado tal desaguisado. Hasta se asomó por ahí un “experto en interpretación del lenguaje corporal”, varios comentaristas políticos, etcétera. Todos los interesados tenían algo que decir, entre otras cosas, porque al hacerse viral se brindaba una forma de obtener más visitantes.
La rutina en su desarrollo fue generando dos conductas. Un segmento del público primero expresó su fastidio, luego lo abucheó y terminó en un enfrentamiento con la persona que intentaba hacer su show. Otro segmento era solidario con el artista, pero contribuyó a subir los decibeles y a exaltar más el estado de ánimo de todos. Harris, con su mordacidad, también ayudó a que esto pasara. La idea de la rutina, buena o mala, se diluyó en esta diatriba de gritos desde el público y sarcasmo y cierta actitud insultante desde la tarima.
El comediante se hizo mutis definitivo, el público venezolano que fue a verlo comenzó una marcha improvisada contra la xenofobia, y muchísimos “influenciadores”, “youtuberos” y “podcasteros” abordaron el tema. De este modo, abrió la puerta a un tercer segmento de público que igual manifestó posturas a favor o en contra, pero con el privilegio de verlo en pasado y enfocados sólo en la contienda. Bajo esta nueva circunstancia salen a la luz o al recuerdo algunos desplantes pasados por parte del cómico: una militancia que hasta huele a Usaid, insultos a Salvador Allende, a nuestra atleta Yulimar Rojas, peticiones de intervención militar a Venezuela, declaraciones del amor a María Corina Machado. Por ello muchos se sumaron al abucheo retroactivo y otros, también de manera retroactiva, lamentaron el suceso y lo amaron.
El público le dio un giro significativo al conflicto. Tanto que fue quien protagonizó más que el propio cómico el show mediático.
POR RODOLFO PORRAS • porras.rodolfo@gmail.com
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ • (0424)-2826098