06/03/25.- En Totumos, parroquia La Pastora, calle donde se ubica la casa que habito con mi familia, me he topado en muchas oportunidades con Celso Silva, un “todero”. Él es de esos vecinos que le da “primeros auxilios” a la comunidad en materia de albañilería y hasta plomería (en dos oportunidades ha venido hasta nuestra vivienda a salvarnos la patria).
He visto algunas mujeres en todo tipo de trabajos, desde mecánicas hasta albañiles. Han sido pocas, pero lo veo posible. Conozco mujeres que superan esos límites. Son exitosas en lo que hacen y son una inspiración.
Se preguntarán, ¿por qué hablo de Celso? Pues, es que con él siempre ha caminado una chama que se le parece. Desde que vivo por estos lados, los veo caminar juntos. Botas de seguridad, pantalones manchados de cemento, caja de herramientas en mano. Es la hija de Celso, me dijeron. Se llama Verónica Silva.

De inmediato se me ocurrió hablarle a su papá, porque ella apenas tiene diecisiete años. Así que gracias a la jefa de calle, obtuve su número de teléfono y le escribí un mensaje. Consulté con Celso, que le dio play a la entrevista, después de preguntarle a su hija si estaba de acuerdo.
Así fue como se pudo dar esta conversación con Verónica, una muchacha que desde los seis años está aprendiendo el oficio de la albañilería junto a quien considera “un gran equipo”: su padre.
Verónica, ¿a qué edad empezaste a trabajar con tu papá y cómo fue tu proceso de aprendizaje?
Empecé a trabajar con mi papá a los trece, aunque desde que tenía unos cinco o seis años, mi papá me llevaba a su trabajo para cuidarme y así no me quedara sola en casa. Creo que mi proceso de aprendizaje fue lento (risas). La verdad es que siempre pensé que no podría trabajar con mi papá porque no era tan fuerte, pero de a poco, fui aprendiendo a como hacer las cosas: salpicar, frisar, mezclillar, vaciar. Me tomó tiempo y aún sigo aprendiendo. Pero, estoy en un punto bastante lejos de mi punto de inicio.
Diría que es entretenido.
¿Qué es lo que más te llamó la atención del trabajo de tu papá y que ahora te gusta a ti hacer?
Eso sí está difícil decidir. Si soy sincera, creo que me llamó mucho la atención las personas que saludaban a mi papá. Si bien no tiene nada que ver, creo que sentí curiosidad y cuando preguntaba me decía “trabajo”.
Cuando empecé a trabajar, me di cuenta el porqué, aunque la construcción es un trabajo fuerte, lo disfruto. La verdad hacer una casa, fachadas o algún trabajo pequeño, siempre le saca una sonrisa a la gente y a la vez aprendía de nuestros contratistas. Sentimental, pero, es algo que siempre llevo en mí, supongo (risas).

Sumado el hecho de la satisfacción que genera completar un trabajo bien realizado. Algo que me hace sentir feliz día a día. Pasar por un trabajo hecho y ver qué se disfruta (una casa, un patio, fachadas, tuberías) aquello que sé que arreglé y que los contratistas quedaron complacidos con ello, me encanta.
¿Cuál ha sido tu mayor desafío en el trabajo de albañilería sabiendo que la sociedad lo considera como una labor de hombres?
Ufff, mi mayor desafío han sido los comentarios de la gente. No me es impedimento, pero ha sido bastante difícil ir a un lugar, intentar hacer tu trabajo y que siempre haya alguien que te haga algún comentario hiriente acerca de tu labor.
Un "ah, pero si eres una niña, deberías estar en otro lugar", o "¿por qué estás aquí? ¿Por qué no te quedaste en tu casa?". También puede ser una mirada de juicio cuando pasas por la calle sucia, cansada y sudada, sabiendo que sólo vienes de desempeñar una labor que lo requiere y en la cual no puedes estar solo sentada. Siempre estás haciendo algo.
Algunas personas sólo esperan que, siendo mujer, esté en perfecto estado (risas). Son bastante notorias las caras de asombro y a veces he tenido que dejar algún trabajo por ese tipo de cosas.

¿Cómo has hecho para afrontar ese reto?
No les presto atención. Por lo general, las personas apoyan mi trabajo y las que no me apoyan, desisten de su idea una vez que ven de lo que soy capaz, que no soy alguien que va a estorbar, que soy alguien que va a trabajar y cumplo con lo que necesitan. Es todo, no hay mucho que decir.
Supongo que no todos pensamos igual, pero tampoco, me echo a morir por eso.
¿Cómo ha influido tu papá en ese cariño que sientes por la albañilería? ¿Qué tipo de apoyo te ha dado en esos momentos en los que la gente te mira mal o hace un juicio de ti?
Mi papá siempre me dice que siga adelante, que no importan los demás, que los comentarios negativos no me afecten y que no piense más na' (risas). Siempre me apoya, siempre me enseña y me inspira a seguir adelante en mi carrera (estudio Construcción Civil para seguir su ejemplo), es un gran amigo mi papá y siempre lo ha sido.
Sí señor, el mejor equipo diría yo.

Ahora que hablas de tu carrera… ¿Ha influido, entonces, esta experiencia en tu visión de futuro?
Sí, cien por ciento. Espero ser una ingeniera que trabaje por y para su país. En un futuro profesional, participar en los incontables proyectos que aún no se terminan para mejorar el rendimiento del país y dejar una pequeña contribución a la gente que me ha apoyado.
La construcción es, sin duda alguna, la labor que me veo desempeñando en un futuro, pero como ingeniera en obra y no como ayudante. Quiero superar las expectativas de lo que soy ahora.
Voy por el propedéutico de la Ingeniería en Construcción Civil en la Universidad Experimental del Transporte.
¿Crees posible que más jóvenes mujeres como tú puedan cambiar su percepción sobre labores que se han considerado de hombres por muchos años y participar en estas?
Por supuesto. He visto algunas mujeres en todo tipo de trabajos, desde mecánicas hasta albañiles. Han sido pocas, pero lo veo posible. Conozco mujeres que superan esos límites. Son exitosas en lo que hacen y son una inspiración.

¿Qué mensajes envías a la sociedad sobre este tema?
Para la sociedad: ¿qué quieren ustedes para el futuro? ¿Quieren mujeres fuertes y capaces o quieren mujeres débiles y de no fiar? ¿Quieren a alguien que sume o quieren a alguien que reste?
El mañana somos todos, pero dependerá de su respuesta el cómo sea ese futuro, el cómo sea el mundo. En la mujer está la mejor y más clara respuesta de apoyo, superación y esfuerzo, al igual que todos, somos capaces, somos fuertes, somos mujeres, nada de otro mundo (risas).

POR SARAH ESPINOZA • @sarah.spnz
FOTOGRAFÍAS NATHAN RAMÍREZ • @nathanfoto_art