18/04/25. Debo confesar que el merengue no ha sido santo de mi devoción, a pesar que estuve conversando largamente con Wilfrido Vargas, en un pargo a la sal, gracias a Rafael Fuentes Jr, y entrevisté a Cuco Valoy con el poeta Álvaro Montero, en República Dominicana. Pero con Rubby Pérez, siempre tuve una simpatía muy especial, por esa voz aguda de altísimos registros. Recuerdo que cuando escuchaba Volveré, me impresionaba esa intensidad tímbrica. Debo decir, que al igual que todos sus seguidores en el Caribe, sentimos mucha pena, por su fatal partida en la discoteca Jet Set de Santo Domingo, pero su género musical no tiene que ver con el bolero, aunque muchas de sus letras traen su toque romántico, pero no lo suficiente como dedicarle al merengue, uno de mis programas de Radio Nacional, A mí me pasa lo mismo que a usted.
El bolero nunca fue nada nuevo para Rubby Pérez, desde sus inicios con Los Pitágoras del Ritmo, Lázaro Monteagudo, director del grupo le pidió cantar boleros. De hecho, inicialmente se sintió atraído por el bolero, pero muy pronto se decidió por la popularidad del merengue en la República Dominicana...
El cuento es, que andaba yo buscando, aparte de la clásica de María Luisa Landín, versiones del bolero de Pedro Flores, Amor perdido, y por esas casualidades de la vida, mi compadre Alejandro Higuera, me hizo llegar, la versión de Rubby, con la orquesta de Wilfrido Vargas, y quedé maravillado, pero picado, y me dediqué a buscar en Internet, boleros interpretados por él.
El bolero nunca fue nada nuevo para Rubby Pérez, desde sus inicios con Los Pitágoras del Ritmo, Lázaro Monteagudo, director del grupo le pidió cantar boleros. De hecho, inicialmente se sintió atraído por el bolero, pero muy pronto se decidió por la popularidad del merengue en la República Dominicana, género que también había ganado un importante arraigo en Venezuela, cuando se fue desinflando la salsa. Y después apuntaló Rubby Pérez su popularidad, por su participación en una telenovela venezolana con Tatiana Capote, jovencitos ambos.
Seguí buscando, y encontré Sin fe, el de Bobby Capó de fines de los cuarenta, estando locamente enamorado de Eva Flores, una joven actriz, cantante y vedete cubana. La fiesta continuó con un bolero que popularizó Orlando Contreras, En un beso la vida, que realmente es un tango de Héctor con música de Carlos Cayetano Di Sarli. Por ahí siguieron, el extraordinario bolero Plazos Traicioneros de Luis Marquetti, el bolero jazzeado de Ernesto Duarte, Cómo fue, que es una maravilla, que cantó con honores el gran Benny Moré. Con este ocurrió algo muy curioso, buscando el tema, apareció una mulata cubana espectacular, Johana Jo Jones, mezcla de cubanos con raíces norteamericanas, con un oído especial para el jazz, y acompañada por un trío de genios, Lázara "Cachao" López, en el piano, seguramente hija de Cachao López, buenísima en la improvisación, Rey Ceruto en las congas, y Branko Arnsek, en el bajo. Con Jo Jones estoy maravillado, encontré una guajira clásica en tiempo de jazz, ¡Hay que echarle un cerro, para jazzear con soneos, El Carretero de Guillermo Portabales!, de inmediato pensé en dedicarle un próximo programa, ¡pero no les prometo nada!, lo que he visto hasta ahora, aparte de estas dos maravillas, es pura música en inglés. Esa la voy a colocar para cerrar el programa, antecedida del Cómo fue de Rubby.
Seguramente lo conocí, porque en esos años me invitaban a todos los conciertos, por mis escritos de una y dos páginas en El Diario de Caracas, y me la pasaba en esos camerinos. Si hubo contacto, de pana que no lo recuerdo, pero igual seguí con mi investigación. Y encontré dos boleros muy queridos, pero en tiempo de merengue, y decidí respetar su género, pero boleros al fin, en realidad, un bolero ranchero de José Alfredo Jiménez, Si Nos Dejan, y un tango de Enrique Carmelo Alessio y Reinaldo Yiso, vuelto bolero, aquel Te Odio y Te Quiero, muy famoso en la voz del inigualable Julio Jaramillo, y otros intérpretes maravillosos.
Y para hacer justicia a sus merengues, nada como un Rubby Pérez sinfónico, bajo la dirección del paisano maracucho Glenn Garrido con la The Houston Latin American Philharmonic, una extraordinaria interpretación, con la que abriremos el segundo segmento, con su merengue mayor, Volveré.
De *coda, Glenn es para mí como un amigo perdido, que siempre he querido conocer, por referencias de mi hermano querido Havid Sánchez, director de la Sinfónica de Maracaibo, lamentablemente fallecido. Glenn nació el 24 de abril de 1963, demostrando desde niño lo que sería de adulto. Es el menor de siete hermanos y todos tocan algún instrumento. Hijo de Carmen Barrios de Garrido y Gregorio Garrido, trombonista y director de orquestas.
Abrazos a ambos, en vida, Glenn en Houston, mi segunda ciudad, o tercera, porque Maracaibo y Caracas, le anteceden, y con Rubby, un compañero de la eternidad, que nos estará esperando, ¡más temprano que tarde!
¡Sospecho que será más tarde que temprano! ¡Pero seguro que va!
¡Nos vemos en el espejo! ¡O en la cama 13!
¡Un abrazo para Glenn Garrido y gloria eterna para Rubby!
*Conjunto de versos que se añaden como remate a ciertos poemas. Estribillo, final, remate, epílogo. Y en música, adición brillante al período final de una pieza músical.
POR HUMBERTO MÁRQUEZ • @rumbertomarquez
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ