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La triple jornada laboral: jornada de explotación contra las mujeres

El 22 de julio se conmemoró el Día Internacional del Trabajo Doméstico, oportunidad para reflexionar acerca de la sobrecarga laboral

30/07/25. Berenice Reyes, quien es madre de un adolescente y vive con sus padres adultos mayores y su esposo, es lideresa de calle en el Clap de Guayabal, ubicado en la parroquia La Pastora. A través de un grupo de WhatsApp se comunica con los vecinos y las vecinas: “Estén pendientes que estamos esperando que el camión cargue las bolsas”.

 

 

...el artículo 88 de la Constitución de la República Bolivariana establece que “el Estado reconocerá el trabajo del hogar como actividad económica que crea valor agregado y produce riqueza y bienestar social”... Pese a todas las legislaciones que respaldan a las mujeres que ejercen el trabajo doméstico, “no hemos logrado cambiar el paradigma sociocultural”...

 

 

Reyes es también vigilante en una institución pública. Sus jornadas laborales implican guardias de 24 horas. Sin embargo, hay días en que las horas de trabajo se extienden. Ha tenido que salir por la mañana de su empleo oficial al centro de acopio, para recibir el beneficio de alimentos que debe entregar en su sector. “Lo hago por la gente de mi comunidad”, manifiesta.

 

 

La jornada de Berenice no culmina ahí, porque también tiene que llegar a su casa y atender a su familia. Aunque, me contó, que dispone de un equipo de líderes y lideresas que asumen su responsabilidad comunitaria. Y, su esposo e hijo, también son parte de ese equipo y han entendido que “no puedo sola”

 

.

“Pero no todas tienen un equipo. Algunas están solas con toda la carga”, finalizó Berenice.

 

 

Berenice Reyes de jefe de calle del Clap y trabajadora doméstica.

 

 

El trabajo doméstico y la triple jornada laboral

 

 

El relato anterior nos ayuda a arrancar con la siguiente reflexión: Desde el año 1983, fue establecido el 22 de julio como el Día Internacional del Trabajo Doméstico. Una fecha en la que se conmemora a millones de mujeres que realizan el trabajo del hogar. Es un día para visibilizar a las trabajadoras domésticas remuneradas o no remuneradas.

 

 

Como parte de esta jornada de reconocimiento, abordé el concepto de la triple jornada laboral que refleja cómo las mujeres deben organizar sus tiempos entre el trabajo que desarrollan en el mercado formal o informal, y las labores del hogar, la maternidad, el cuidado de la familia, y, en muchos casos, la labor comunitaria. Estos últimos, si bien no son reconocidos en muchos países, generan riquezas y bienestar a las naciones.

 

 

Para profundizar en este tema, conversé con Gabriela Barradas, activista feminista, especialista en materia de género e investigadora, que define la triple jornada laboral como el conjunto de “trabajos que, por cuestiones socioculturales y económicas han sido desvalorizados”, y por ese motivo no son redistribuidos.

 

 

Aseguró que es una “jornada de explotación” que se evidencia más en los sectores sociales de la clase trabajadora asalariada y populares, conduciendo a las mujeres a tener menos posibilidades de alcanzar una autonomía, de superar contextos de pobreza extrema, de participar dentro del mercado formal o de acceder al sistema educativo.

 

 

Aunque relacionan el cuidado del hogar y de la familia con el amor, con la entrega total y con el sacrificio, esta visión corresponde a un método de control o como lo llamó Barradas: “un disciplinamiento de las mujeres que se hizo por una vía pacífica”.

 

 

Sobre las lideresas comunitarias comentó que son las “que producen riqueza material y simbólica, que ahorran un porcentaje muy amplio de inversión por parte del Estado”. No sólo lideran en los territorios, también “movilizan, convocan, y garantizan servicios básicos a los vecinos y las vecinas”, y es por esa razón que son víctimas de violencia política por parte de algunos sectores extremistas, adversos al gobierno bolivariano.

 

 

 

Las jornadas laborales de Berenice implican guardias de 24 horas y trabajo de hogar.

 

 

La economía del cuidado

 

 

Barradas afirmó que la economía feminista ha planteado el concepto de la “economía del cuidado”, que “visibiliza los aportes que realizan las mujeres en las economías de sus países”. Se conciben los cuidados en una dimensión subjetiva, que se refiere al acompañamiento psicológico, socialización, educación en las primeras infancias, valores, entre otros; y la dimensión objetiva, que es la garantía de la alimentación, de la higiene o de un ambiente limpio.

 

 

En ese sentido, precisó que, aunque se cree que los trabajos del cuidado de la vida son reproductivos, “en realidad son productivos”, ya que generan un bienestar integral.

 

 

“Cocinar, limpiar, contener, organizar los tiempos dentro del hogar, cuidar” a la familia, son procesos que permiten la continuidad de la acumulación de capital fuera de las fábricas, empresas o instituciones.

 

 

Estigmas socioculturales

 

 

“El trabajo de los cuidados de la vida ha sido feminizado y familiarizado”, acotó la activista por los derechos de las mujeres, añadiendo que esa percepción se debe a sesgos de géneros y a que “se sigue pensando en una división sexual del trabajo”.

 

 

Es una visión conservadora que promueve los estereotipos de género desde las religiones y desde las culturas. Se continúa pensando que las mujeres “tenemos una naturaleza innata para cuidar y sostener la vida, así como para el accionar doméstico”, refirió Gabriela. Entretanto, se relaciona a los hombres con mayores capacidades “para accionar en la esfera considerada como pública”, en las empresas, o en las fábricas.

 

 

Desde ese estigma se ha catalogado a la mujer como inferior, lo que agrava el reconocimiento del trabajo doméstico no remunerado como un trabajo social necesario para la existencia de los mercados.

 

 

Concepto de la “economía del cuidado” visibiliza  aportes de las mujeres a economías de sus países.

 

 

Enfermedades ocupacionales y violencia

 

 

La triple jornada laboral está asociada con enfermedades ocupacionales e incluso accidentes laborales. Pero, al ser un trabajo invisibilizado, los accidentes que ocurren mientras se hacen labores en casa, “no están regulados de manera efectiva, entonces pasan desapercibidos y son naturalizados”, declaró Barradas.

 

 

Se suma la carga mental por el trabajo, las responsabilidades en el hogar y con la familia, que genera estrés, ansiedad, agotamiento, disminuye la autoestima, lo que deviene en patologías hormonales o metabólicas, e incluso depresión. A nivel físico son frecuentes los dolores musculares, lesiones por esfuerzo repetitivo o trastorno musculoesquelético.

 

 

Lo más preocupante, describió Barradas, es que disminuye la posibilidad de las mujeres de “colocar en un lugar primordial sus necesidades psicoemocionales, y dedicar tiempo al autocuidado”.

 

 

Al ser feminizadas las labores del hogar no remuneradas, las mujeres se hacen dependientes económicamente de sus parejas, haciéndolas más vulnerables a sufrir tipos de violencia basada en género.

 

 

Barradas señaló que, al no contar con un ingreso, muchas sobrevivientes de violencia en escenarios de pobreza, se demoran en tomar la decisión de separarse de los agresores, ya que tienen miedo de no poder solventar las necesidades básicas de las personas que tiene a cargo (hijos e hijas).

 

 

En la separación, donde lo habitual es que los bienes se dividan en partes iguales entre mamá y papá, no se consideran los años que dedicó la madre al núcleo familiar mediante el trabajo no remunerado, y que permitieron que, por ejemplo, “la pareja pudiera ocuparse con mayor holgura y mayor cantidad de tiempo del trabajo remunerado”, contó Barradas.

 

 

Gabriela Barradas: la triple jornada laboral es el conjunto de trabajos que ejerce la mujer y que están desvalorizados.

 

 

Mujeres generan riquezas según CEPAL

 

 

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) reveló que los trabajos de cuidados de la vida en la región, representan un 20 % del producto interno bruto de los países latinoamericanos.

 

 

En una investigación efectuada en 2023 y publicada en 2024 por el Banco Interamericano del Desarrollo de Países del Grupo Andino, en Venezuela, el trabajo del cuidado de la vida genera 67.4 millones de horas de trabajo no remunerado por día, de las cuales 76.4 % son aportadas por mujeres.

 

 

En términos monetarios, se calcula que asciende a 14.567 millones de dólares anuales, representando aproximadamente el 15 % del producto interno bruto del país.

 

 

Corresponsabilidad integral

 

 

La economía feminista propone cambiar el enfoque hacia la sostenibilidad y justicia social, priorizando el bienestar de la población y del planeta, por encima de la acumulación de capital.

 

 

En ese sentido, Barradas indicó que es primordial reconocer, revalorar, y redistribuir, toda la carga, desde la corresponsabilidad integral, a las familias, a las comunidades, a la sociedad en general, sumando al mercado, a las economías, al capital privado y a los Estados. El objetivo es que se generen políticas públicas territorializadas que ayuden a superar brechas de género y de origen étnico, geográfico, socioeconómico, entre mujeres y hombres.

 

 

Para llegar a resultados es necesario “reducir las jornadas laborales no remuneradas y ampliarlas para toda la población sin distingo de sexo y género”, determinó la activista. Asimismo, que sea reconocido el trabajo del hogar tanto social, político como económicamente.

 

 

En Venezuela, el artículo 88 de la Constitución de la República Bolivariana establece que “el Estado reconocerá el trabajo del hogar como actividad económica que crea valor agregado y produce riqueza y bienestar social”.

 

 

También se cuenta con la Ley de Sistema de Cuidados para la Vida cuyo fin es “reconocer los cuidados como actividades esenciales para el desarrollo humano”. Adicionalmente, la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, reconoce el trabajo doméstico.

 

 

Pese a todas las legislaciones que respaldan a las mujeres que ejercen el trabajo doméstico, “no hemos logrado cambiar el paradigma sociocultural”, concluyó Barradas.

 

 

 

El 22 de julio se conmemora el Día Internacional del Trabajo Doméstico.

 

 

 


POR SARAH ESPINOZA MÁRQUEZ • @sarah.spnz

 

FOTOGRAFÍA CORTESÍA / ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta

 

#22Julio #TripleJornada #TrabajoDoméstico #Mujeres

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