Sólo el que sabe leer y comprender los hechos históricos en los sitios arqueológicos, podrá derivar de ellos la experiencia comparable para confrontar el ayer con el hoy y con el mañana. Porque los hechos históricos sensibles no se repiten, eso es cierto, pero las causalidades, las leyes causales, permanecen y siguen a lo largo de las épocas.
Mario Sanoja Obediente
14/08/25. Este mes se cumple tres años de la desaparición física del maestro Mario Sanoja Obediente, y no podíamos dejar pasar la oportunidad para recordar una pequeña parte de su enorme legado.
El antropólogo crítico... no puede separar la orientación teórica de su praxis y mucho menos de una perspectiva política en pos de la comprensión del modo de vida de las comunidades que se intentan analizar, partiendo siempre del reconocimiento de su protagonismo como hacedores de cultura y participantes activos... de esto fue vivo ejemplo el osado y querido maestro Mario Sanoja Obediente...
Nacido en Caracas, en 1934, formó parte de la primera cohorte de estudiantes de antropología en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en el año de 1953, siendo un estudiante inquieto tanto en lo político como en lo propiamente académico. Protagonizó, con tan sólo dieciséis años, junto a otros estudiantes, el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, así como también, fue uno de los fundadores del Orfeón Universitario junto al también estudiante de la misma facultad, Vinicio Adames.
Después de sus estudios de pregrado, fue becado para realizar su posgrado en París, concretamente en el Instituto de Formación para la Investigación Etnológica del Museo del Hombre, bajo la orientación del conocido etnólogo y arqueólogo francés André Leroy-Gourhan.
A su regreso de Francia, se incorporó como docente en su propia escuela de antropología, en el área de arqueología.
En 1961, en el marco del seminario realizado en Barranquilla, Colombia, sobre Arqueología Cuantitativa, organizado por la reconocida arqueóloga Betty Meggers y los también destacados arqueólogos Clifford Evans y James Ford, y promovido por la National Science Foundation, el Smithsonian Institution y la Universidad del Atlántico de Barranquilla, Sanoja Obediente coincide con el peruano Luis Lumbreras en la necesidad de comprender la historia y cultura de las sociedades desde los contextos sociales que la hacen posible, aplicando particularmente la perspectiva teórico-metodológica del materialismo histórico, contrario con un empirismo acérrimo propio del positivismo hegemónico dominante de la "Nueva Arqueología" que imposibilitaba la comprensión integral de la realidad. Es lo que se llamará Arqueología Social.
Luego de este encuentro, en 1962, trabajó por un tiempo con Evans y Meggers en el Departamento de Antropología del Smithsonian Institution, en Estados Unidos. Y al año siguiente, participó en la fundación del Departamento de Antropología y Sociología de la Universidad de los Andes, del que fue director. Fue docente titular de la UCV, Investigador Nacional Emérito del Fondo Nacional para la Ciencia y la Tecnología, investigador del Centro de Investigaciones Teóricas del Instituto de Altos Estudios, formó parte del Comité redactor de la Historia científica y cultural de la humanidad, elaborada por la UNESCO. En el año 2002 le fue otorgado el Premio Nacional de Cultura mención Humanidades y en el año 2018, el Premio Nacional de Historia. Durante sus últimos cuatro años de vida, se apoyó como Cronista de la ciudad de Caracas.
De acuerdo al profesor y antropólogo Omar Rodríguez, la arqueología social obtuvo su partida de nacimiento en octubre de 1975, en la denominada Reunión de Teotihuacan, México, donde participó además de Sanoja y Lumbreras, otros como José Luis Lorenzo, Eduardo Matos y Julio Montané, tal partida se conoció como Hacia una arqueología social, que fue publicada un año después, en la cual desde una perspectiva crítica, se postularon aspectos no sólo teórico-metodológicos, sino también prácticos, es decir, el estado actual de la arqueología en América Latina, y la necesaria difusión de las investigaciones en el área, en función de transformar las respectivas realidades en que se realizaban dichas investigaciones.
Tres años después, en 1978, se dan en Barquisimeto, estado Lara, del 13 al 16 de julio, las Primeras Jornadas de Antropología Crítica, teniendo como tema central: Situación actual y tendencias de la antropología crítica en Venezuela, teniendo como invitados de honor a Miguel Acosta Saignes, maestro de Mario Sanoja Obediente, así como también a Héctor Silva Michelena.
La antropología crítica como perspectiva interpeladora, tanto de las tendencias dominantes del dogmatismo colonialista imperante en las ciencias sociales, como de las condiciones de opresión en que viven los pueblos, fue el fundamento ético-moral desde el cual se hizo posible la arqueología social como horizonte de sentido, es decir, como praxis militante.
El antropólogo crítico y por ende, el arqueólogo social, no puede separar la orientación teórica de su praxis y mucho menos de una perspectiva política en pos de la comprensión del modo de vida de las comunidades que se intentan analizar, partiendo siempre del reconocimiento de su protagonismo como hacedores de cultura y participantes activos de la investigación y no como meros informantes. Y de esto fue vivo ejemplo el osado y querido maestro Mario Sanoja Obediente, así como también lo ha sido su compañera, Iraida Vargas Arenas. Ambos nos ofrecen un concepto de cultura característico del enfoque de la antropología crítica, es decir, con notables ecos de Marx. Así la conciben como el desarrollo de un proceso de creación y recreación humana continuo, dinamizado por los cambios que suceden en las relaciones que mantienen los hombres que viven en sociedad. Por ello, el hombre no sólo es creador de cultura sino también producto de ella.
Por esto y otras cosas más, agradecemos al maestro Mario Sanoja Obediente y por supuesto, a su compañera la maestra Iraida Vargas Arenas por entregar sus vida a la comprensión de la historia y la cultura de nuestras sociedades. Cerramos, a manera de invitación, con las palabras del maestro: Tenemos que ser, como decía Gramsci, creadores integrales, intelectuales orgánicos y que así sea.
POR BENJAMÍN EDUARDO MARTÍNEZ HERNÁNDEZ • @pasajero_2
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta