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Yerma

…que las fuentes no cesan de dar agua, y 

que paren las ovejas cientos de corderos, 

y las perras, y que parece que todo el campo 

puesto de pie me enseña sus crías tiernas…

Yerma

 

 

15/09/25. Federico García Lorca escribió una tragedia poética, llamada Yerma en 1934. Trata sobre una mujer que quiere tener hijos y no puede, se siente frustrada. Juan, el marido, al contrario, se alegra, ya que así no “vendrán niños que gasten”. Eso no la consuela y lleva a cabo una serie de acciones bastante mal vistas por la sociedad. La pieza termina mal, muy mal, porque Yerma estrangula a su marido y asume que, con ese acto, ella misma terminó de matar su posibilidad de ser madre. La obra da muchas imágenes de los que es una vida yerma, más allá de la concepción. Hay una imagen en la que Yerma camina descalza por la tierra, para llenarse de su fecundidad. Añorando ser parte de esa naturaleza. Lo que no comprendió ni Lorca ni su personaje es que esa separación de la naturaleza no era una desventaja, era -más bien- una forma de liberarse de los viejos amarres.

 

 

Ahora que una buena parte de la humanidad dio otro paso agigantado hacia su libertad plena y decidió no tener hijos, ahora que la vida es más sabrosa sin esas ataduras podemos vivir intensamente, ser más creativos, dedicarnos a trabajar para nuestra propia realización. Quedó decididamente abolida aquella estupidez que afirmaba que la vida se reciclaba a sí misma. Ahora sabemos que la vida nos es para perpetuar nada, es para disfrutarla. Conservar la especie fue una de esas mentiras que se difundieron para aguarnos la existencia, y que hoy, a la luz de ese paso enorme hacia la libertad plena, se nota que es un concepto estúpido, un concepto que relega el espíritu a las funciones biológicas. 

 

 

En esa misma línea, mucha de las personas que han asumido esta manera de vivir, adoptan mascotas, no para que gasten, como diría el marido de Yerma, sino para completar la diversión. La mascota, no es que no pida, pero pide menos… mucho menos y no es que no joda, pero jode menos, mucho menos. Además, nos permite ir mitigando esa necesidad creada e inoculada arteramente por las religiones y los conservadores. Así cubrimos esa fase aprendida y que no henos podido superar del todo, de hacer cariñitos, llevar alguna comidita, etc.  Esas mascotas, además, no vienen con esa manía de reproducirse, la mayoría viene sin esos problemas o por lo menos con una metodología de castración, esterilización lo llaman, de manera que tanto amos –perdón, creo que ahora no se les llama “amos”, sino adoptadores– que tanto adoptadores  como mascotas estén en la misma línea estéril, no sólo con relación a hijos, sino en general, con la alimentación, el agua, la casa limpia, sin desorden… las mascotas todavía tienen necesidades, pero está la caja de arena.

 

 

 

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