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Sin arraigo ni pasión el fútbol es una quimera

17/10/25. Uno de los graves problemas del fútbol nacional es que carece de identidad. Y no se trata exclusivamente de la forma en la que la más alta representación de este deporte, esto es: las selecciones masculinas y femeninas que compiten en la Copa América o las eliminatorias a los mundiales, despliegan el juego en el terreno. La identidad es algo más profundo que tiene que ver con el arraigo, la tradición y la cultura que se transmiten de generación en generación para que una actividad deportiva conquiste el alma de los aficionados y esa pasión se viva a diario, en las conversaciones de café, en las discusiones de la oficina, en la literatura y hasta las canciones que forman parte del patrimonio de una nación.

 

 

Mientras los clubes de fútbol caraqueños no tengan verdaderos ídolos que entusiasmen a la gente y contagien la pasión por ir al juego, este deporte seguirá estando en segundo o tercer plano...

 

 

Los venezolanos estamos años luz de ser apasionados por el fútbol con ese fervor que conseguimos en cualquier otra nación suramericana o europea, donde este deporte forma parte de la vida cotidiana de las personas común y corrientes. Con la excepción del estado Táchira, el carrusel aurinegro genera debates acalorados por la estrategia del técnico de turno o el rendimiento de tal o cual jugador, y la gente se desvive por los colores de su amado equipo, en el resto del país el fútbol no alcanza esa dimensión.

 

 

Más grave aún es que a diferencia del resto del mundo, donde las grandes capitales son el epicentro de esta irrefrenable pasión por el fútbol, en Venezuela ocurre todo lo contrario. Si en Buenos Aires, Boca Juniors y River Plate dividen en dos el alma de los porteños; en Río de Janeiro, Flamengo y Fluminense son el pan nuestro de los cariocas; y en Bogotá los corazones laten por Millonarios o Independiente Santa Fe; en la capital de nuestro país la gente vive de espaldas a este deporte y sólo basta observar las tribunas vacías en los partidos del Caracas FC, UCV, La Guaira o Metropolitanos.

 

 

Hubo un tiempo en que el estadio olímpico de la UCV se llenaba de aficionados que sentían un enorme fervor por el Deportivo Italia, Galicia, Deportivo Portugués o el Marítimo, último representante legítimo del llamado fútbol de colonias en Venezuela, que naufragó por conflictos con la Federación Venezolana de Fútbol y ahora intenta resurgir en La Guaira. Pero esas divisas nunca representaron la ciudad ni se arraigaron en el alma de los caraqueños. Fueron sucedáneos para que los miles de inmigrantes españoles e italianos que fueron acogidos de puertas abiertas y sin ningún tipo de xenofobia en nuestro país, consiguieran mantenerse unidos y vinculados a su tierra de origen a través del fútbol.   

 

 

En Caracas, no ha habido manera de que el fútbol alcance los niveles de popularidad y pasión que tiene el beisbol y muy especialmente, Caracas, Magallanes y La Guaira. El amor por estas novenas se ha venido pasando año tras año, de generación en generación, y desde la misma cuna ya se sabe que el nuevo vástago está destinado a ser irrevocablemente un aficionado de alguno de estos equipos; porque sus padres le inculcan el mismo fervor por el club que ellos también heredaron de sus mayores comprando el uniforme o llevándolo de la mano al estadio.

 

 

Hace pocos días, el propio técnico del Caracas Fútbol Club, Fernando Aristeguieta, quien desde su niñez fue un aficionado del club y luego se convirtió en uno de sus mayores goleadores, señalaba precisamente esta falta de arraigo y cultura futbolística en el país. No es un problema que se resuelva con costosas vallas publicitarias, entradas gratis y firmas de autógrafos en centros comerciales.

 

 

La pasión por un deporte se construye creando ídolos y rivalidades, como la tuvieron en su tiempo Alejandro “Patón” Carrasquel y Vidal López, cuando Cervecería Caracas y Magallanes gestaron los primeros grandes enfrentamientos entre estas divisas.

 

 

Mientras los clubes de fútbol caraqueños no tengan verdaderos ídolos que entusiasmen a la gente y contagien la pasión por ir al juego, este deporte seguirá estando en segundo o tercer plano, lejos del apoyo y entusiasmo del que gozan los equipos de beisbol o baloncesto.

 

 

 


POR GERARDO BLANCO •  gerarblanco65@gmail.com

 


ILUSTRACIÓN JUSTO BLANCO • @justoblancoru

#Fútbol #FVF #Caracas #Identidad

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