25/04/2023. Si de algo debemos cuidarnos las escritoras, los escritores, es de la frase hecha que duerme en nuestro cerebro esperando despertar al menor descuido y dañarnos el texto de manera cándida y sin dolor. Pendientes, nunca desaparecen, siempre están al acecho para atacar. Un escritor es sobre todo un lector; va acumulando basura en un lugar de su mente, que todavía no se ha hallado, y que luego utiliza de una forma tan natural como le resulta respirar. No repara en ello hasta que es demasiado tarde y un corrector editorial o, peor aún, un jurado de concurso literario, o su ex profesor de Latín, le hace caer en cuenta y le humilla haciendo uso de su mejor sonrisa perversa.
¿De dónde obtenemos alimento para este desenfreno ominoso?: De lecturas pobres, programas radiales, noticieros de televisión, periódicos, encartados de periódicos, revistas dominicales, malas maestras, tenebrosos directores escolares, políticos, presidentes en ejercicio, ex presidentes, reinas de belleza, ministros adulantes, secretarias de oficinas de registro, cajeros de taquillas bancarias, funcionarias del Cenal, seguidores de redes sociales, organizadores de actos culturales, Testigos de Jehová, vendedores de caramelos del transporte público, malos bibliotecarios, vendedores de enciclopedias, concejales, porteras de liceos y una larguísima lista de contribuyentes. Pero no existe pecador sin pecado.
¿Cuáles son estas frases que dañan un texto irremediablemente?: la más usada, y mejor ejemplo de este prodigio del lenguaje, es la conocida y cacareada VITAL LÍQUIDO para referirse al agua. No hay manera de que no la utilicen todos los que integran la lista anterior. Pero no es la única que nos puede arruinar un proyecto literario. También tenemos: el amor de su vida, era una mañana soleada, un hombre alto y bien parecido, estamos para servirle, Dios te bendiga grandemente, el tiempo de Dios es perfecto, tanto va el cántaro a la fuente… más vale prevenir que lamentar, hace un calor sofocante, pechos turgentes, labios de fresa, el hombre frunció el ceño, la frente perlada de sudor, cuello de cisne, sonrisa falsa, se le quebró la voz, estalló en llanto, mirada limpia, un gesto sincero, niebla impenetrable, fría como un témpano de hielo, oscura como la noche, atormentado por su pasado, esposa adorable, ardió de deseo, espiral de violencia, sobrecogido de miedo, las lágrimas anegaron sus ojos, voz temblorosa, mar de dudas, un enemigo terrible, sonrisa cautivadora.
Los lugares comunes por lo general responden a la fórmula SUSTANTIVO + ADJETIVO o a la inversa. También asume la forma de un símil. Por ello es que debemos estar alertas e ingeniarnos las mejores metáforas sin caer en las exageraciones. Es como un músculo que se entrena y que nos servirá para embellecer nuestros escritos. Merece muchos artículos más. Gracias por acompañarme hasta aquí.
Ñapa: Quiero recomendar hoy el cuento Arco secreto, de uno de los maestros venezolanos como es Gustavo Díaz Solís. Disfrútenlo.
POR ESMERALDA TORRES • @esmetorresoficial
ILUTRACIÓN ENGELS MARCANO • cdiscreaengmar@gmail.com