21/04/2023. En enero del 2020 estando en Bogotá, mi amigo escultor Octavio Martínez Charry, me regaló el libro La Cueva. Crónica del Grupo de Barranquilla del escritor Heriberto Fiorillo con fotos del gran fotógrafo Nereo López.
Según Octavio, fuimos condiscípulos de Fiorillo en la Universidad Javeriana, pero creo que llegaría después que yo me vine a Caracas en el 73, porque no olvidaría un compañero con tan buena prosa y espíritu investigador.
La Cueva fue un antiguo bar de cazadores, fundado en 1954, que se volvió famoso por los artistas, escritores e intelectuales de renombre que lo frecuentaban, pero básicamente era un grupo de roneros conversadores, cerveceros y aguardentosos, cultores de la tertulia de arte, periodismo y literatura.
Y sobre todo un grupo de amigos que se querían con el alma e intercambiaban libros de Faulkner, Hemingway, Virginia Woolf y otros grandes autores. “Hablaban de todo, de mujeres, del amor, de la vida y la muerte".
"Lo importante era verse, estar juntos y hablar, hablar de lo que fuese”. En un ambiente así, muy propicio para la cantadera, pensé encontrar algunas parrandas bolereadas, sin embargo no fue así, porque aparte de un par de referencias, también pasó que García Márquez no fue tantas veces, a pesar de ser contertulios varios de su mejores amigos como Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor, Germán Vargas, Alejandro Obregón y Eduardo Vilá, su dueño administrador, entre otros.
El Gabo decía: “Escribo para que mis amigos me quieran… Soy escritor por timidez, mi verdadera vocación es la de prestidigitador, pero me ofusco tanto tratando de hacer un truco, que he tenido que refugiarme en la soledad de la literatura”… “Con ello deja bien en claro que la amistad es una de las prioridades de su vida, como el bolero y la literatura”.
Rodrigo García Barcha en su libro Gabo y Mercedes: una despedida ha contado: “Mi papá admiraba y envidiaba muchísimo a los compositores de canciones por su habilidad para decir tanto y de manera tan elocuente en pocas palabras… Me dijo que El amor en los tiempos del cólera de ninguna manera sería tan melodramática como muchas de estas canciones, pero que podía aprender mucho de ellas sobre las técnicas con las que evocaban sentimientos”.
Igualmente José Manuel Otero Lastres ha dicho: “Estoy de acuerdo y no me extraña nada que oyendo boleros Gabriel García Márquez mejorara una de las novelas más bellas de la literatura en español. Y es que si uno presta atención a las letras de muchos boleros comprobará que narran como si fueran poesías preciosas historias de amor, en muchas ocasiones, no correspondido”.
POR HUMBERTO MÁRQUEZ • @rumbertomarquez
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ • 0424-2826098