11/05/23 Aunque reencontrarte con la soledad es bien sabroso, y más al salir de una relación con un final comparable al de una catástrofe bélica, estar solo también te da el tiempo de meterle mucho al ocio, y de curiosear a través del cuadrado electrónico al que le llamas teléfono, y del que ahora pareciera que depende tu vida.
Es así como con casi 32 años cumplidos me abrí por primera vez a modo de experimento un Tinder, una App para conseguir citas. Mi orientación sexual se podría definir como ese insulto homofóbico pero que a mi me queda bien: “Batea para los dos lados”.
Al principio me volví un culo porque le daba para el lado que no era y a quien en mi cabeza me generaba desagrado terminaba yo por tapada interactuando como si me gustara. Mi vecinita menor de edad y de otra generación fue quien se percató de mi laguna y me dijo: “Loca para allá no es, le estas diciendo a puro feo que te gusta”. Y es que no es que haya puro feo, aunque si hay. Lo primero que salta a la vista es que el 80% de quienes integran esta comunidad son tipos. Las mujeres aparentemente si son muy guapas te mandan el Ig en donde acto seguido intentan venderte contenido. Algunos hombres son interesantes pero como sólo tienes la información del perfil al pasar a otra red social, y sólo si eres ágil, te das cuenta de que aquellos que no te dan el Instagram son probablemente perfiles falsos, cuentas con fotos de un modelito del mundo del ciberespacio.
Hubo uno que me gustó y nos pasamos al Ig y aunque vi amigos en común, conversamos durante una noche y como que había un "jujú", al día siguiente montó fotos con la jeva y fue más que un balde de agua fría, un desconcierto porque a menos de que se viva en el poliamor, no conozco mucha gente que use Tinder teniendo pareja.
La cosa es que la App terminó fastidiándome, al dia siguiente entendí que no es una opción para mujeres a quienes también nos llaman la atención las chicas. Comencé a investigar y una pana me dice “ábrete es Grindr”. Busco la cuestión, la descargo, monto mi mejor foto y zas, una App en donde tampoco tendría éxito porque ésta aparentemente, y por lo que vi, es para "chancear" cuando eres un hombre sexo género diverso. Allí mismo me salí porque soy sexo diversa pero no hombre.
Y esas vainas que pasan como que uno habla y el teléfono te escucha, le digo a mi amiga muerta de la risa, que no existían Apps para las que como yo gustan de otras, el celular me escuchó y acto seguido me ofreció otra aplicación llamada Zoe, de allí me sorprendió que hay muchas venezolanas. También me impactaron los estilos y las personalidades de las chicas, y aunque no hice match con casi ninguna, conocí a una que me hizo borrar todas las aplicaciones y casi formatear el celular.
No teníamos ni diez minutos conversando cuando me preguntó qué hacía en la App, le comenté que buscaba conocer personas o una posible amistad pues recién estaba soltera. Y su respuesta con tono incluido fue: ¿desde hace cuánto tiempo estás soltera?, al responderle preguntó:¿Pero es seguro? y al contestar aún creyendo que quizás era curiosa y no que demostraba ser insegura corrí tras responderme con otra pregunta: ¿Pero, y ella no te busca más? Que intensidad e inseguridad sin conocernos, toda una bandera roja.
Muchas gracias por tu interés bella. De la experiencia lo que me quedó es que hay gente guapa y fea, gente con tema de conversación y gente que sólo quiere mandarte una foto de él entrenando o de su miembro. Después de la última experiencia con la desconfiada hui de las Apps y pienso que esto del flirteo virtual, no es lo mio. Como consejo, sean auténticos, si eres hombre no mandes foto pene por favor, y si eres como la chica que mencioné, ayúdate a ti mismx a pilotear tu inseguridad que hasta por una App se proyecta. Zape gato, me quedo con lo terrenal.
A mis amigos de la vida real, a quienes me conseguí en Tinder, nunca cambien, salen bellos, quizas más pronto que nunca consigan el amor. Les envío mi like solidario.
POR MARÍA ALEJANDRA MARTÍN • @maylaroja
ILUTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta