12/05/2023. La ignorancia es atrevida y la gente aún cree que la sexualidad debe ser vivida en el binarismo reproducido por el patriarcado en donde la fórmula es macho y hembra. Desde niña sentí atracción por ambos sexos, solía enamorarme de mis amiguitas cercanas aunque esos sentimientos eran poco profundos e inocentes -digo yo por la edad-, aunque hoy en día es que le conseguí sentido.
Al inicio de mi vida amorosa y sexual salí con varios hombres y también tuve una larga relación con una mujer. La visibilidad lésbica que tiene incluso un día de celebración, es un tema que me llamó la atención abordar, porque es difícil hasta para la lesbiana que lo vive.
Empecemos por la familia y los amigos: los comentarios no se hacen esperar. Hay quien se sorprende, te voltea la cara y te desconoce por una práctica que ellos consideran, antinatural. Es así como las muestras de afecto, besos y abrazos socialmente aceptadas en una pareja hetero, terminan desatando incomodidad en cualquier espectro de la sociedad; hasta una misma en pareja vive cuidándose en espacios laborales y educativos, lo que me parece el colmo porque el tipo que le da la nalgada a su jeva en la calle no es para nada mal visto.
A mí me costó asumir la relación, tomarme de la mano con una mujer al principio me generaba sensaciones contradictorias. Aunque una se asuma lesbiana creo que tenemos como un clóset impuesto en el que nos mete la sociedad. "Eres muy bonita para que te gusten las mujeres", es otro de los comentarios que solía escuchar. Es impensable que seas lesbiana si tu expresión de género tiende más a lo femenino.
Caminar de la mano por la calle es todo un tema para quien no se siente preparada, las miradas, los comentarios; ser lesbiana es estar a la vista de una jauría de babosos que cosifican a dos mujeres novias y dan por sentado que van pendientes de hacer un trío. Y la cosa es que NO señores, mi deseo no gira en torno a ser espectada, ni a tu pene.
En las relaciones lésbicas no hay atención especializada para salud sexual, no contamos con métodos de prevención de enfermedades; no existe tampoco política pública diseñada para que tengamos apoyo al vivir un ciclo de violencia porque qué carajo, son dos jevas, que se agarren por los moños. Ni hablemos del matrimonio o la adopción.
De mis relaciones con mujeres me quedó la profunda desigualdad que existe en nuestro país por la diversidad. En una mujer conseguí el afecto, la ternura, la comprensión y la atención que no sentí con los hombres. Y aunque cada experiencia es particular, cuando asumí librarme de estos valores aprendidos, me sentía una guerrera al tomarla de la mano, al darle un piquito en la mitad de la avenida, al sentarme en sus piernas en una fiesta, al andar juntas antiparabólicas por la calle aunque de vez en cuando nos tocara gritarle a algún desubicado. Y la cosa es ¿qué, a quién le afecta?, ¿en qué le fallan dos adultas a una sociedad por quererse? Ni siquiera logra ver más allá de sus prejuicios. La ternura, la empatía y el cocuidado se tiene estando en una relación entre mujeres.
Esta es sólo la punta del iceberg de muchas reflexiones y tabúes de la desigualdad que surge al ser lesbiana. Y como lo personal es político, hay que seguir problematizando este tipo de desigualdades para poder acceder al derecho de amar a quien queramos. Una amiga en una manifestación feminista se inventó la consigna: "Chucha con chucha, lesbianas en la lucha".
POR MARÍA ALEJANDRA MARTÍN • @maylaroja
ILUTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta