03/08/2023. Desde antes de nacer, Omara estuvo involucrada en situaciones sentimentales. La historia de sus padres fue el propio bolero, su madre Blanca y habanera, Esperanza Peláez era hija de españoles de muy buena posición social, y su padre Bartolo Portuondo era negro, pelotero e hijo de una esclava propiedad de un militar español. Se enamoraron locamente, pero la familia no estaba dispuesta a permitir semejante desacierto, más pudo el prejuicio racial que el amor, y cuando pretenden llevar a su madre a México para casarla con un primo para que no se pierda la herencia, ella regresa a Cuba y se escapa con Bartolo, por supuesto es desheredada, pero ganó el amor. Cuenta Omara: “No teníamos muchas veces para comer, pero qué lindo fue. Dinero nada, pero sí mucho amor. Esa es la mejor historia que tengo para cantar adentro mío”.
En una entrevista con Gabriel Plaza en El Nuevo Día encontramos que el bolero Veinte años una habanera de 1935, con letra de Guillermina Aramburú y música de María Teresa Vera, también parece marcar su vida: “A los cuatro años me la enseñó mi padre y me dijo que iba a ser la mejor cantante. Nací con oído musical y mi padre alentaba todo eso. Después esa canción la escuchaba en la radio cuando volvía de la escuela por la trovadora María Teresa Vera. El día que me llamaron del Buena Vista, Compay Segundo me dijo si podíamos hacer ese tema juntos, y ya ve usted todo lo que pasó. La naturaleza es prodigiosa. Todos nacemos con la posibilidad de ser artistas. Esa condición nace con cada uno. La misma vida es la que me trajo hasta aquí”. Al escuchar su repertorio da la sensación de que siempre cantó la historia de amor de sus padres. Ellos se la pasaban cantando en su casa y particularmente Veinte años lo cantaban a dúo.
Omara, sin habernos conocido siempre ha sido mi cómplice en materia de amores y desamores, sus canciones siempre fueron la banda sonora de mis desastres amorosos. En el caso de Veinte años, fue un tema que creció conmigo, porque al escucharlo a los veinte, pensaba en alguna mujer que me dejaría a los cuarenta, pero ya cuando me aproximaba a los cincuenta, fue muy efectivo cada vez que mi mujer me quería botar, durante casi treinta años, hasta que me dejó finalmente a los veintinueve años, once meses y diez días.
Anoche la llamé para preguntarle si recordaba cuántas veces le habría puesto ese bolero en la vida… ¿Cuál? preguntó...¡Veinte años Dilcia!... sí, pero así en frío no me acuerdo, tararéame algo a ver… yo no sé cantar… bueno, cómo dice la letra…"Fui la ilusión de tu vida/ un día lejano ya/ Hoy represento al pasado/ no me puedo conformar/ Si las cosas que uno quiere/ se pudieran alcanzar/ tú me quisieras lo mismo/ que veinte años atrás/ Con qué tristeza miramos/ un amor que se nos va/ Es un pedazo del alma/ que se arranca sin piedad”.
Ya no sigas que ya me acordé, cuando venías mansito a ponerlo después de tus travesuras sentimentales, ¡así que no me causa ninguna gracia la pregunta!... Oye vale pero calcula ahí porfa que estoy escribiendo una vaina… Deja de beber y acuéstate a dormir… Cónchale Dilcia, una calculadita plis… ¡Un coñazo de veces!
POR HUMBERTO MÁRQUEZ • @rumbertomarquez
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ • 0424-2826098