03/08/2003. La geopolítica del fútbol está cambiando su centro de poder económico. Hasta hace nada, los jugadores mejor cotizados del planeta soñaban con vestir del uniforme del Real Madrid, Barcelona, Manchester United, Manchester City, Liverpool, Bayer Múnich, Juventus o Milan. Las Ligas de España, Inglaterra, Alemania e Italia figuraban como los destinos predilectos para firmar contratos millonarios y luchar por el prestigio de conquistar la Liga de Campeones de Europa, el trofeo de clubes más cotizado en el planeta fútbol.
La ilusión de cruzar el Atlántico y jugar en Europa sigue vigente para los futbolistas más jóvenes de nuestro continente y de otros rincones del planeta. Pero los futbolistas consagrados, los que ya disfrutaron las mieles de los títulos, y que ya no tienen nada que demostrar al mundo, han abierto un nuevo camino para sus carreras. Siguiendo los pasos de los millones de peregrinos musulmanes que anualmente visitan la sagrada ciudad de La Meca, superastros del balón como Cristiano Ronaldo o Karim Benzema han enfilado hacia la prometedora liga de Arabia Saudita.
El poder económico de los amos de la energía petrolera en el Medio Oriente se ha hecho sentir desde hace unas décadas con la compra de equipos europeos. Por medio de sus chequeras con fondos inagotables, los jeques árabes adquirieron el Paris Saint Germain (PSG) de Francia que pasó a manos de Nasser Al-Khelaïfi; el Manchester City de Inglaterra en poder de Mansour bin Zayed, dueño además del New York City de la Mayor League Soccer de Estados Unidos y del Montevideo Torque de Uruguay; y el Newcastle United, también de la Premier League inglesa, fue traspasado al príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salmán.
Sólo que los dueños del oro negro no se conforman con estas menudencias. Ahora se han propuesto que la mirada del fútbol se pose sobre el desierto. La celebración del Mundial de Qatar 2022, el primero en la historia en tierra árabes, fue solo un abreboca. El siguiente paso es tratar de convertir la Liga de Arabia Saudita en una de las más competitivas del mundo, y para ello están seduciendo a los mejores exponentes de este deporte con contratos de ensueño.
El portugués Cristiano Ronaldo fue el primero en encumbrar hacia la nueva Meca del balompié. Firmó por 200 millones de dólares por temporada para defender al Al-Nassr, que pasó de un club desconocido a ser uno de los más buscados en Google; el francés Benzema dejó al Real Madrid para fichar por 107 millones de dólares con el Al Ittihad; y su compatriota Kylian Mbappé, campeón del mundo en Rusia 2018 y uno de los más bravos artilleros de estos tiempos con el PSG, recibió una oferta de 700 millones de euros al año para unirse al Al-Hilal. El mundo árabe ha iniciado una reconquista de Europa, pero esta vez sin guerras santas ni islamismo, sino a través de la única e indivisible fe que congrega a millones en todo el planeta: el fútbol.
POR GERARDO BLANCO • gerarblanco65@gmail.com
ILUSTRACIÓN JUSTO BLANCO • @justoblancoruiz