14/09/23. En el artículo de la semana pasada comenzamos a estudiar los tipos de narradores según la persona gramatical y la cantidad de conocimientos que manejan. Hoy continuaremos abordando este tema fundamental para los escritores y escritoras, y veremos cómo se comportan los utilizados con mayor frecuencia en la narrativa:
3.- El narrador en tercera persona limitada. En este caso, es un observador externo que cuenta la historia desde una perspectiva parcial, centrándose en los pensamientos y emociones de un personaje principal. Los pronombres "él" o "ella" se utilizan para describir a los personajes. Es el predilecto de las novelas policiales. Un ejemplo notable es Los elefantes pueden recordar, de Ágatha Christie:
“Hércules Poirot se apeó del taxi, pagó al conductor, añadiendo una propina, comprobó la dirección consultando su agenda, sacó de un bolsillo un sobre dirigido al doctor Willoughby, subió por la escalera de la casa y oprimió el botón del timbre. Le abrió la puerta un criado. Al dar su nombre, Poirot fue informado de que el doctor Willoughby estaba esperándole”.
4.- El narrador en tercera persona omnisciente. Es un observador imparcial que conoce los pensamientos y emociones de todos los personajes en la historia. Puede revelar información que los protagonistas no conocen. Este tipo brinda una visión completa de la trama y sus intérpretes. Un ejemplo lo constituye El almohadón de plumas del maestro Horacio Quiroga:
“Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora”.
5.- El narrador objetivo. Es un mero observador que se limita a describir los eventos y diálogos sin adentrarse en los pensamientos de los personajes. Se enfoca la narración en la acción y el diálogo, dejando que los lectores saquen sus propias conclusiones sobre los protagonistas. Ernest Hemingway lo usa en obras como El viejo y el mar:
“El viejo era flaco y desgarbado, con arrugas profundas en la parte posterior del cuello. Las pardas manchas del benigno cáncer de la piel que el sol produce con sus reflejos en el mar tropical estaban en sus mejillas. Esas pecas corrían por los lados de su cara hasta bastante abajo y sus manos tenían las hondas cicatrices que causa la manipulación de las cuerdas cuando sujetan los grandes peces. Pero ninguna de estas cicatrices era reciente. Eran tan viejas como las erosiones de un árido desierto”.
Gracias por acompañarme hasta aquí.
Ñapa: La recomendación de hoy es un cuento que me gusta mucho: Mujeres desesperadas de la autora argentina Samanta Schweblin.
POR ESMERALDA TORRES • @esmetorresoficial
ILUSTRACIÓN ENGELS MARCANO • cdiscreaengmar@gmail.com