Me encontré sola debajo del elevado. Podía escuchar el sonido atronador y sibilante de los carros sobre mi cabeza.
—¿Qué hago aquí? ¿Dónde están los míos?
Eran las dos de la madrugada, hora que mostraba el reloj del supermercado Central Madeirense, que se encuentra frente al elevado.
Ni la luna quiso asomarse aquella noche, tal vez, sentía tanto temor como yo.
Cientos de ojos que semejaban luciérnagas en celo me observaban amenazantes desde aquellas apiladas columnas.
Un perro macilento se acerca, me ladra con apenas un hilo de voz.
—¡Calla, calla!, no alborotes la basura. –le conmino– pero él sólo quería echarse a mis pies... buscando calor.
Ya no me sentí tan sola.
Me abracé a una encementada base, tratando de camuflarme tras los contenedores.
El temblor incontrolable de mi cuerpo no me permitía pensar con claridad.
—¿Qué me sucede? ¿Y si no estoy en mi sano juicio?
De pronto, veo un gato enrollado en sí mismo sobre la tapa de un contenedor de basura.
—¿Tú también estás perdido, gatito?
Lo acaricio.
—Estás obeso. ¿Te castraron?
—No –me responde tajante.
—¿Por qué piensas eso?
—Porque estás obeso y si estás obeso, estás castrado.
—No quiero hablar más contigo, quítate de mi vista.
__¡Aaah!, minino pretencioso.
Sorpresivamente, escucho una llamada: ¡Pst, Pst!
Una voz dulce y serena dice:
—Toma mi mano, no tengas miedo, no temas, no te haré daño.
Juro que intenté asirme de aquella mano menuda y brillosa...
—No, no... tú no...ven gatito, gatito ven.
La autora.
Haydee Espinoza
(Rubio, 1946)
Normalista, actualmente es docente jubilada. Se inició en la creación literaria a los 70 años de edad, gracias a un taller dictado en el Centro Cultural Méndez Osuna, en Tovar, estado Mérida. A partir de ahí no ha dejado de participar en numerosos talleres literarios y de poesía. Ha publicado poesía y narrativa en la revista País de Papel, de la Asociación de Escritores del estado Mérida. Actualmente es miembro de la directiva de la Asociación de Poetas Valle Mocotíes.
ILUSTRACIÓN: MAIGUALIDA ESPINOZA COTTY