• Inicio
  • Cuentos
  • Minimanual
  • Agenda Cultural
  • Música
    • Boleros que curan el alma
    • Bitácora sonora
    • Música en acción
  • Caracas
    • Almanimal
    • Caminándola
    • Ciudad
    • En foco
    • Laguna de babel
    • La vida es juego
    • Trama cotidiana
    • Trota CCS
  • Soberanías Sexuales
  • Miradas
    • Bajo la lupa
    • Falsas Memorias
    • Miradas
    • Séptima morada
  • Entrevistas
    • Antroponautas
    • Entrevistas
  • Mitos
  • Literato
    • Mejor ni te cuento
    • Préstamo circulante
    • Son tres párrafos
  • La Revista
    • Somos
    • Columnistas
Puedes buscar por Título de la noticia
Inserte el Título

El elevado

Haydee Espinoza

 

Me encontré sola debajo del elevado. Podía escuchar el sonido atronador y sibilante de los carros sobre mi cabeza.

 

—¿Qué hago aquí? ¿Dónde están los míos?

 

Eran las dos de la madrugada, hora que mostraba el reloj del supermercado Central Madeirense, que se encuentra frente al elevado.

 

Ni la luna quiso asomarse aquella noche, tal vez, sentía tanto temor como yo.

 

Cientos de ojos que semejaban luciérnagas en celo me observaban amenazantes desde aquellas apiladas columnas. 

 

Un perro macilento se acerca, me ladra con apenas un hilo de voz.

 

—¡Calla, calla!, no alborotes la basura. –le conmino– pero él sólo quería echarse a mis pies... buscando calor.

 

Ya no me sentí tan sola.

 

Me abracé a una encementada base, tratando de camuflarme tras los contenedores.

 

El temblor incontrolable de mi cuerpo no me permitía pensar con claridad.

 

—¿Qué me sucede? ¿Y si no estoy en mi sano juicio?

 

De pronto, veo un gato enrollado en sí mismo sobre la tapa de un contenedor de basura.

 

—¿Tú también estás perdido, gatito?

 

Lo acaricio.

 

—Estás obeso. ¿Te castraron?

 

—No –me responde tajante.

 

—¿Por qué piensas eso?

 

—Porque estás obeso y si estás obeso, estás castrado.

 

—No quiero hablar más contigo, quítate de mi vista.

 

__¡Aaah!, minino pretencioso.

 

Sorpresivamente, escucho una llamada: ¡Pst, Pst!

 

Una voz dulce y serena dice:

 

—Toma mi mano, no tengas miedo, no temas, no te haré daño.

 

Juro que intenté asirme de aquella mano menuda y brillosa...

 

—No, no... tú no...ven gatito, gatito ven.



La autora.

Haydee Espinoza

(Rubio, 1946) 

 

Normalista, actualmente es docente jubilada. Se inició en la creación literaria a los 70 años de edad, gracias a un taller dictado en el Centro Cultural Méndez Osuna, en Tovar, estado Mérida. A partir de ahí no ha dejado de participar en numerosos talleres literarios y de poesía. Ha publicado poesía y narrativa en la revista País de Papel, de la Asociación de Escritores del estado Mérida. Actualmente es miembro de la directiva de la Asociación de Poetas Valle Mocotíes.



ILUSTRACIÓN: MAIGUALIDA ESPINOZA COTTY

Cuentos para Leer en Casa Narrativa Contemporánera Venezolana Haydee Espinoza Cuento Inédito Rubio Estado Táchira

Compartir

Noticias Relacionadas

La tía Carlota

  • 25/02/2023

Aurora

  • 12/10/2023

El crepúsculo del Diablo

  • 09/11/2023

El misterio de Eleusis

  • 26/08/2023
Tafino

Mancheta

Esinaceptable
Cuentos para leer en casa Soberanias sexuales AGENDA CULTURAL Mitos Miradas Ciudad

Image© 2022 ÉPALECCS | al ritmo de la ciudad