05/12/2022. Son capaces de ver nuestros talentos e incluso de dejarse seducir, pero ¿son realmente capaces de vivir con ellos? –Perdón- ¿son verdaderamente capaces de vivir con nosotras? Cuando conocemos a estos personajes que para mantener su luz nos llenan de su sombra, sabemos para dónde vamos desde el primer encuentro. Nuestro interior se transforma en el teatro donde el instinto pelea con la domesticación, pero hay que casarse, tener un hombre que nos represente, que nos proteja y que nos supere ¿no?
¿Y qué hacemos con esa parte que se representa sola o que los supera? Al parecer hay que dejarse derrotar, entender el ego herido, la masculinidad histórica y que pueden sentirse humillados. Hay que tener condescendencia hacia ellos y vergüenza de una misma, ¿sí?
Supe de una mujer, de esas que parecen haber nacido sin miedo y sin freno a la que le pidieron callar. La verdad, ella creía que no lo había hecho, pero con el tiempo, descubrió que había bajado la voz. Se dio cuenta, además, que lo había hecho por culpa. Una mujer, hecha fuerza, se recrimina a sí misma no pasar más tiempo siendo calma. Nuestra libertad se corta desde adentro, desde todas las trampas que sugieren que, si no nos entregamos, algo anda mal con nosotras, que no dice que somos egoístas y quedaremos incompletas.
¿Pero podemos vivir nosotras con quién no nos acepta? ¿Con quién quiere cortarnos, callarnos, limitarnos? Dicen que, sin Elena Garro, García Márquez no hubiese podido escribir Cien años de Soledad y que ella es la madre del realismo mágico. ¿Pero tú sabes quién es? La admiración a García Márquez no le daba para dejarle espacio. Pero tampoco lo hizo su esposo, Octavio Paz, que quería de ella, la subordinación.
Elena escribía poesía y Octavio se lo prohibió, quemó sus textos temiendo que fuesen mejores que los suyos. Elena amaba bailar, pero a él no le gustaba. En una entrevista le preguntaron dónde había quedado su pasión y contestó que: “En el juzgado donde me casé, porque Octavio nunca quiso.”
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta