26/10/23. Primero se escuchó el cuatro, luego se incorporaron las maracas, el bajo y la bandola. De pronto, irrumpió aquel torrente de voz masculina: “¡Ah ah ah ah... Larai la, la la la..! Montaña grande y hermosa, extensa y monumental, paraíso celestial”. Era un pajarillo interpretado por el cantautor César Gómez. “Escribí una letra que está basada en una de las cosas que yo más adoro de Caracas y es el Waraira Repano. Cuando veo desde mi casa esa montaña tan impresionante. Cada vez que voy en el carro y la veo, le digo a Zeneida (su esposa y también cantante): esta es la cosa más maravillosa que yo puedo ver, porque las tonalidades de verdes y azules que se generan entre esa montaña y el cielo. Entonces, yo le escribí una letra a esta maravilla y la llame así: A ti Waraira Repano”, comentó Gómez, presentando la canción.
Fue una de las piezas que se apreciaron el pasado sábado 21, en el jardín del Museo de Bellas Artes, con motivo de la clausura de la exposición del diseñador gráfico y antropólogo Alejandro Calzadilla: 96x66. Caracas-Vancouver.
La muestra reunió distintos carteles del artista relacionados, en su mayoría, con el mundo cultural de ambas ciudades (Caracas y Vancouver), con cine, teatro, plástica, música y otras expresiones. Durante su permanencia hubo visitas guiadas, charlas y recitales con diferentes creadores: José Delgado, Cecilia Todd -quien estuvo en la clausura- y, finalmente, un grupo de músicos despidió la exposición: César Gómez, Zeneida Rodríguez, Manuel Rangel, Javier Marín, Edwin Arellano, Oscar Lista y Alfredo Gutiérrez.
“Hice esta selección que reúne un poco más de treinta años de trabajo, con carteles en 96x66, que la gente va a recordar por algún foro, seminario, película, concierto. No solamente es una exposición gráfica, sino también es un encuentro con nuestra vida cultural. Son carteles que he hecho para Caracas y para Canadá, la ciudad de Vancouver, con la que tengo una conexión porque allá desarrollé un trabajo gráfico, y me parece importante confrontar dos ciudades diferentes, dos culturas. Bueno, de alguna manera se encuentran en este rincón tropical, a veces lluvioso, a veces seco -risas- pero lleno de luz siempre”, señaló Calzadilla.
¡A bailar joropo!
La música es parte de la cotidianidad de Calzadilla. Su actividad profesional también abarca la elaboración de portadas de discos, organización de pequeños conciertos, la escritura, las charlas u otra labor afín.
Para el cierre del evento, Calzadilla convocó a los mismos músicos que hace tiempo constituyeron el proyecto Joropo Jam, quienes volvieron a interpretar ese ritmo venezolano en sus variadas formas. “Me gustan todos los joropos, en especial, el tuyero, y lo bailo. Mira, me gusta toda nuestra música tradicional venezolana. Creo que no estamos conscientes de ese potencial que tenemos”, afirmó.
Cuando empezó el joropo tuyero, la gente se paró a bailar. Y así siguió la fiesta joropera en medio del jardín del museo, entre la naturaleza y aquella tarde lluviosa que no impidió que el público se movilizara y disfrutara del encuentro musical. Al canto se sumó Cecilia, mientras que Zeneida se lució con un recio contrapunteo al lado de su esposo. Los asistentes pedían “¡otra, otra!”, querían seguir bailando. Ya para el tema final, Calzadilla tocó las maracas.
El público se retiró complacido y sólo quedaban el anfitrión, los músicos y uno que otro invitado, cuando, de repente, apareció Ana Cecilia Loyo saludando. César la mira y le pregunta con su sonrisa burlona: “¿Viniste a recoger la mesa?”.
POR MERCEDES SANZ • @mercedes.jazz
FOTOGRAFÍAS • CORTESÍA 66x96 Caracas-Vancouver