01/12/2023. El sábado 25 de noviembre fue un día normal para muchos. Algunos hicieron el mercado para la casa, compras navideñas o se quedaron a descansar. Otros y otras se despertaron bien temprano, se tomaron su cafecito, y agarraron camino para llegar a sus lugares de trabajo a tiempo.
Sin embargo, pasaron por alto que ese 25 de noviembre, significa más. Esa fecha se conmemoró el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Por eso, ese sábado alrededor del mundo, ciento de miles de jóvenes, madres, hermanas, tías, abuelas, maestras, ingenieras, médicas, deportistas, militantes, salieron a las calles con sus pañoletas y banderines violetas a decir ¡basta!
Hasta el próximo 10 de diciembre son los dieciséis días de activismo para levantar la voz y exigir que sea respetado el derecho de las mujeres y niñas a vivir una vida libre de violencia machista. Pero, dos semanas no son suficientes.
Por ello, hay mujeres que están siempre a la vanguardia de esta lucha. Entre ellas, Manuela Sánchez, que acompaña a las mujeres en situación de violencia, brindándoles, desde su profesión como psicóloga, su corazón bordado de flores. Sí, porque ella desde La Ruta de las Flores, junto a otras militantes, teje una cadena de bromelias, cayenas y coquetas para abrazar a sus congéneres y hacerles saber que ellas pueden salir de ciclos de maltratos.
Cuando una piensa en La Ruta de las Flores se imagina una red que acompaña desde la ternura. Sánchez contó a Épale CCS que esta ruta floreció como una política de acción feminista “que venimos desarrollando en varios territorios del país, mujeres pertenecientes al Frente Cultural de Izquierda y a la Unión Comunera”.
Y, por supuesto, que la ternura es parte de esa política. En ese sentido, las integrantes de la Ruta de las Flores buscan transformar y mejorar las condiciones de vida de las féminas en los sectores populares a través de la organización, la creación de redes de apoyo, la comunalización de los cuidados y la consolidación de la comuna como proyecto político.
Hasta el momento, están desplegadas en cinco territorios del país que son: El Valle en la Comuna 5 de Marzo Comandante Eterno, en Caracas; en Miranda, se encuentran en la comuna en construcción de Agua Fría; en Cordero, en la comuna Virgen del Carmen, del estado Táchira; en la comuna 5 Fortalezas de la Revolución de Cumanacoa, estado Sucre; y en Lara con la comuna de Vencedores de Carolina.
Flores para todas
Para esta construcción del feminismo estamos desarrollando un proyecto de investigación denominado La Ruta de las Flores, también en articulación con Fonacit y el Mincyt, que nos permita sistematizar toda esta experiencia de construcción política feminista, explicó Sánchez.
Esto no es todo, esta Ruta es un verdadero jardín cuya siembra y cuidado depende de todas. Abrazadas en un tejido que esparce flores para todas:
- La Ruta de las Bromelias: dedicada a la prevención y lucha contra la violencia hacia las mujeres, que cuenta con estas estrategias de formación, sensibilización y atención de casos.
- La Ruta de las Cayenas: que da atenciones en materia de salud sexual y reproductiva, consultas ginecológicas en alianzas con otras organizaciones. Y la prevención y despistaje de VPH en articulación con el Ministerio de Ciencia y Tecnología (Mincyt).
- La Ruta de las Coquetas: busca potenciar la economía feminista en la que alentamos a que todas las mujeres de la comunidad, formen parte de procesos productivos.
También nos contó que de manera directa este tejido de flores ha dejado semillas en ciento cincuenta mujeres. Las principales atenciones son psicológicas. Además, unas doscientas mujeres, a través del acompañamiento amoroso y emocional para orientarlas en su ruta. Entretanto, si requieren de atenciones concretas son derivadas a especialistas.
De una manera indirecta, las integrantes de La Ruta de las Flores, han atendido a quinientas mujeres. A través de charlas de sensibilización y prevención en cuanto a la violencia basada en género y violencia contra la mujer.
Las integrantes de este proyecto tienen coraje, sobre todo, la valentía de enfrentar la tristeza de otras y encaminarlas por una ruta de flores. Sánchez explicó que el principal tipo de violencia de las que han sido víctima las mujeres que atienden es la psicológica.
“La manipulación, los gritos, insultos y demás acciones minan la autoestima de estas mujeres que estamos atendiendo”, recalcó Sánchez en la conversación.
También hay gran predominancia de violencia física. Otro tipo de violencia, que quizás no es la más visible, es la violencia estructural, manifestó la activista. Hay muchísimas mujeres que están solas en la crianza, que tienen sobrecarga de cuidados, que no tienen alternativas o redes de apoyo y tienen que encargarse de la manutención y el cuidado de los hijos, solas. Lo que implica un nivel de desgaste en la salud mental muy grande en ellas.
La casa morada
Imagine un lugar donde cada mujer violentada pueda encontrar por fin un abrazo de verdad. Una palabra que la haga sentir como un jardín donde es posible sembrar bromelias, cayenas y coquetas. Esa es la casa Tejiéndo mujeres, ubicada en el corazón de la comuna 5 de Marzo, en la parroquia El Valle de Caracas. Esta casita, de fachada color violeta, es popularmente conocida como la Casa morada.
Sánchez dijo a Épale CCS que en estos espacios atienden las inquietudes, las preocupaciones o las vivencias de mujeres, niñas y niños que estén atravesando situaciones de violencia en el barrio. De hecho, en la Casa morada, Manuela Sánchez y otras especialistas, ofrecen el cuidado amoroso como psicólogas a las víctimas.
Además, hay trabajadoras sociales y mujeres que, en general, están formadas y sensibilizadas para acompañar, así como articular con otras organizaciones hermanas, asociaciones civiles u organizaciones del Poder Popular.
Desafíos
Aunque los retos podrían ser innumerables, mencionó dos como obstáculos principales. El primero, la poca respuesta institucional para hacer frente a la violencia. Pero, es que este es un desafío para todas las organizaciones feministas.
También denunció que hay poca respuesta cuando mujeres maltratadas realizan denuncias. Es que el hecho de ir hasta una instancia policial es un enorme reto para aquellas que atraviesan casos de violencia.
Además, cuando “por fin las mujeres se animan a denunciar, suelen ser revictimizadas”. Tampoco hay suficientes casas de abrigo para derivar a mujeres en casos de emergencia o en caso de que su vida esté en peligro.
El segundo desafío es su participación en la lucha contra la violencia basada en género. Lograr que se organicen en sus territorios y que “podamos combatir este tipo de situaciones”.
“Es todo un desafío hacer que las mujeres entiendan que los problemas no se resuelven de manera individual o que son mucho más difíciles cuando se intentan resolver de manera individual”.
Sin embargo, acotó que, paso a paso, La Ruta de las Flores, junto a organizaciones hermanas, van involucrando a más y más mujeres en este amplio camino que nos permitirá reivindicar cada uno de nuestros derechos.
POR SARAH ESPINOZA • @sarah.spnz
FOTOGRAFÍAS CORTESÍA