14/12/23. En este país los domingos son los días más importantes de la historia, porque es cuando la población decide su destino. Recuerdo la primera vez que ganó Chávez: todo el mundo estaba pegado a la televisión a la espera de los resultados. En el referendo revocatorio, la gente se pegó a los centros electorales desde muy temprano en la madrugada, y los ánimos estaban muy en alta. Cuando Chávez ganó sus últimas elecciones, ambos bandos estaban entre triunfalistas y asustados, y la gente no paraba de dar reportes. Cuando perdimos en las elecciones de la reforma, la oposición descollaba en gritos y amenazas, y los chavistas moríamos calladitos. Así, todas las demás: llenas de anécdotas y recuerdos. El pasado 03 de diciembre no fue la excepción: un día cálido, soleado con un cielo muy azul.
El ambiente no parecía mostrar nada extraordinario. Sin embargo, detrás de la calma característica del último día de la semana, una gran masa de ciudadanos conscientes salieron a la calle a manifestar su determinación en recuperar nuestro territorio Esequibo. Esta imagen de la fuerza detrás de la tranquilidad pudiera interpretarse como la manera en la que el estado venezolano se ha estado manejando internacionalmente con la lucha más álgida que está librando actualmente.
CALMA QUE NO MOJA...
Salimos temprano a monitorear el termómetro electoral. Nos encontrábamos en Colinas de Bello Monte, una zona principalmente opositora, y no se veían ánimos de nada más que hacer mercado y salir a trotar. Nos atrevimos a consultar a varias personas y el marcador arrojó a cuatro que no iban a votar y cuatro que sí. En una lavandería, el señor José Espinoza nos compartió su impresión: "Yo participo después de que lave acá mi ropa. Es un derecho que tenemos todos los venezolanos de participar en cualquier jornada electoral que haya. Ha habido mucha comunicación. Diferentes medios venezolanos han orientado a participar para votar y hacerlo de la mejor manera. Me toca votar en el pueblo de Baruta".
Confieso que el exceso de tranquilidad me preocupó. Conversé con varios seres queridos, que manifestaban el mismo desconcierto: "Estoy en el Colegio Santo Tomás de Villanueva. Acabo de votar. Ay amiga, esto está solo de soledades. A esta hora, en todo el centro de votación han votado menos de cien personas", manifestaba la periodista Sonia Pirona. Una señora mayor, a la salida de mi centro de votación, el colegio Promesas Patrias, se quejaba, "no es posible que esta gente no quiera a su país. Se trata de defender nuestro territorio. No estamos eligiendo un presidente". La periodista Teresa Ovalles comentó: "Mi centro de votación está desolado. Sin embargo, fue fácil y rápido y me reporté en el Punto Tricolor".
En la Universidad Bolivariana de Venezuela, el panorama fue similar: no había cola. A pesar del susto de no ver gente, la determinación de participar se impuso. La periodista Luisana Colomine nos compartió su sentir: "Voté cinco veces sí porque la historia y el derecho nos dan la razón. Trataron de quitarnos la desembocadura del río Orinoco en el Delta, y gracias a Prevost no pudieron. Ahora quieren más, y no podemos seguir cometiendo errores. Ojalá el eslogan El Esequibo es nuestro pase a ser realidad. Y tengamos presentes que sus pobladoras y pobladores son venezolanos. Por todo eso, voté".
Sin embargo, cuando llegué a votar, el panorama cambió. A pesar de que no había cola, se veían personas participando en silencio. Conversamos con el presidente de la mesa de votación, Igor Canónico. Tanto él como su equipo, más bien nos mostraron otro paisaje. "Abrimos las mesas a las siete de la mañana y esto no ha parado. Estamos bien organizados, y hemos podido atender a todos los electores sin problemas. Pareciera que no hay gente, pero es porque el procedimiento para votar es muy rápido. Así que no vemos las colas que se hacían en el pasado. Sin embargo, hemos estado aquí a casa llena".
La matriz de opinión de la oposición en las redes sociales pretendió imponer la tendencia del abstencionismo. Sin embargo, detrás de la tranquilidad típica de un domingo cualquiera, la gente se movilizó para participar. Como la llovizna, el pueblo elector del pasado domigo fue como la lluvia que no moja, pero empapa.
A VOTAR, A VOTAR
Nos activamos entonces a recopilar sentires y testimonios por doquier. Al mismo tiempo, hicimos un pequeño recorrido por cinco centros de votación de la ciudad para medir el termómetro electoral.
La poeta y educadora Ana Gloria Palma reportó desde Petare: "Ejercí mi voto tempranito. Luego, fui a la iglesia a cumplir con Dios. Todo feliz y perfecto por Venezuela y el Esequibo. Cinco veces sí". La periodista Sarah Espinoza agregó: "Ya voté. Fue rápido, porque no hay cola. Pero me estaban diciendo que en el Punto Tricolor hay afluencia. No se hace cola, pero siempre está llegando gente. De hecho, ese centro electoral es nuevo, es el módulo de Barrio Adentro San Ruperto María Núñez. Ese tiene 300 votantes, y ya han votado 110. Es decir, ya van a llegar a la mitad. Ese es el balance del sector San Ruperto de la parroquia La Pastora". El señor Willi Espinoza votó en el liceo Manuel Belloso de Cabimas, estado Zulia. "La gente está poca. Tardé diez minutos para votar, pero se están despertando y votan más tarde". Mariana Núñez votó con su esposo en el Parque Residencial La Cabaña, en el Hatillo. "No había mucho movimiento, pero si había gente dispuesta a votar. Todo fue muy agradable, y muy calmado. La experiencia fue rápida. Los cinco Sí y listo".
Visitamos los centros Promesas Patrias, en Colinas de Bello Monte, Nuestra Señora de Guadalupe, en Sabana Grande; Julio Bustamante, en Bello Monte; el Centro Venezolano Americano (CVA), y el colegio Mater Salvatoris en Las Mercedes. Cabe señalar que la mayoría de estos centros pertenecen a zonas primordialmente opositoras.
En el colegio Nuestra Señora de Guadalupe, el capitán encargado nos informó que las ocho mesas estaban activas desde las nueve de la mañana y había habido participación plena. El señor Alex Pérez asistió con su pequeño de tres años y nos dijo: "Es un proceso en el cual todos los venezolanos deben votar por el Esequibo y aprovechar este momento. Si no lo aprovechamos, puede ser peor. No sé qué pueda suceder, pero vamos a un paso positivo y todo puede cambiar". Su bebé se despidió gritando "¡El Esequibo!".
A la salida del instituto CVA, le pregunto a un muchacho por qué participaba: "No se pueden quedar con nuestro territorio", respondió. Conversamos con los encargados del Plan República en ese centro, y nos afirmaron que en todo el día había habido movimiento. "Han venido muchos señores mayores. Uno nos dijo que estaba haciendo esto por sus nietos, porque ellos ya estaban de salida. Me tocó incluso ayudar a una señora de 93 años a subir las escaleras".
A pesar de que a simple vista no estaba sucediendo nada, pudimos constatar que durante buena parte de la jornada hubo mucha vida y actividad en los centros electorales. El ambiente navideño de estos días no fue impedimento para que la gente manifestara su intención de voto.
¿SABOTAJE?
No todo fue color de rosa. La periodista Hindu Anderi denunció: "Hubo gente que fue a sabotear. Una mujer entró a una mesa gritando '¿Por qué tengo que votar cinco veces Sí? Eso hace tiempo nos lo quitaron. Se fue y no votó. Escuché a alguien del proceso electoral decir ´son un montón de fariseos. Para el simulacro vinieron a votar, pero hoy no'. Fui con mi mamá a votar. A la hora que lo hicimos, pasadas las dos de la tarde, había votado el 25% del padrón electoral en la Unidad Educativa Gran Colombia, en Los Rosales, Santa Rosalía".
En la Unidad Educativa Julio Bustamante, en Sabana Grande, una máquina no funcionó, impidiendo a los electores ejercer su derecho al voto. Algunos electores manifestaron su descontento por no poder participar. "Cómo pretenden que los apoye si ni siquiera funcionan sus máquinas", se quejó un señor. Conversamos con los delegados del Punto Tricolor de este centro, y alegaron que ya habían cambiado tres máquinas durante todo el día y que estaban a la espera de resolver. "Sonia Cáceres, coordinadora de este punto tricolor argumentó: "Hemos tenido una falla de electricidad, pero la gente ha venido contenta a votar".
Consultamos también en un par de negocios, aprovechando que estaban abiertos. En el hipermercado Cinecitta de Colinas de Bello Monte, una joven empleada que sólo dio su nombre como María, señaló que ninguno de sus compañeros había podido ir a votar porque debían cumplir horario. En una panadería en la avenida Miguel Ángel de Colinas de Bello Monte, la cajera encargada dijo lo mismo: ni ella ni sus compañeros podían ir a votar porque tenían que trabajar.
¿FINAL FELIZ?
En la noche, un veredicto inusitado: con una participación de 51,01%, de 15.857 centros de votación habilitados para que 20,69 millones de ciudadanos acudieran a votar, 10,555,092 venezolanos dieron su apoyo irrestricto a la recuperación de los casi 160 mil kilómetros que componen el territorio Esequibo.
El presidente Nicolás Maduro celebró con su comitiva el triunfo: "Hay que dejar al lado el odio, la división. Fue cuando los británicos casi se agarraron el Orinoco. Hemos dado un gran paso en la unión nacional. Estamos en la dirección correcta. Por Simón Bolívar y con él, iremos al rescate de la Guayana Esequiba".
Sin embargo, las voces agoreras no se hicieron esperar. Aparte de que opositores empezaron a cantar fraude y a denunciar que todo era una estafa, la gente de Guyana empezó a llorarle a Estados Unidos para pedir apoyo.
Venezuela dio uno de los pasos más contundentes de su historia contemporánea: la gente dejó de lado sus diferencias para unirse en pos de una misma causa. El reto actual, es ver cómo se desarrollarán los eventos en los días por venir, y qué retos nos irá a poner la comunidad internacional.
Como dicen en las películas: esta historia, continuará...
POR MARÍA EUGENIA ACERO • @mariacolomine
FOTOGRAFÍAS MAIRELYS GONZÁLEZ •@mairelyscg27