11/01/24. Cada inicio de año es un gran momento para hacer balances. Tiene el viento de enero una energía mágica, todo parece nuevo. Recibimos un año que seguramente traerá mucho movimiento. Hay elecciones en ochenta países, incluidos México, Brasil, Estados Unidos, la India y Venezuela. Así, que nada nos hace pensar que tendremos por delante una mar tranquila.
Este tiempo nos ayuda a entender que los derechos no avanzan en línea recta y ordenada como los rieles del metro. Por el contrario, a veces conocen subidas, bucles y bajadas. Esto es lo que parece ocurrir en Argentina, donde se observa un “podado” de derechos constitucionales y en especial, de derechos sociales y de las mujeres, cuando antes se consideró el país en el que avanzaban más rápidamente.
Más allá de su situación concreta, comienza a leerse en varios países una creciente ola conservadora. Dicho claramente: antifeminista. Se observa en las redes sociales donde crecen movimientos como el de las tradwifes que defienden “valores tradicionales” frente a un relato distorsionado sobre qué es el feminismo, centrado en afirmar que este atenta contra la familia.
¿Qué hacer ante esto? ¿Cómo no sentir impotencia? La igualdad entre hombres y mujeres aún no se ha conseguido. Siguen existiendo muchos indicadores alarmantes. Por ejemplo, la menor atención a las patologías que atañen principalmente a las mujeres; la doble jornada; la injusta distribución de las responsabilidades de la crianza y la mayor vulnerabilidad de niñas, adolescentes y mujeres ante los crímenes sexuales, la violencia doméstica y los conflictos bélicos.
Todo debe revisarse. Entre otras, las estrategias de los últimos tiempos tan influidas por el neoliberalismo y la reivindicación de la individualidad. Los continuos errores de la administración de justicia y de la prevención de la violencia que permiten que el feminicidio siga siendo una realidad cotidiana.
También se debe resistir y aprender a mirar, con respeto y atención, lo que ya se logró. Al tiempo que pensar en los nuevos caminos, sin confundir el contenido y el continente. No todo es el internet, la vida queda afuera. No todo es el marketing, lo humano gotea.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta