12/01/23. El verdadero deber ser es que no tengamos que escribir sobre estas cosas. No porque haya que ocultarlas: por el contrario. Hay que denunciar el mal setenta veces siete hasta erradicar el diablo patriarcal capitalista de la psique humana. Sino, que en realidad, estas mujeres hermosas que son obligadas a partir deberían continuar caminando por el mundo. Lo correcto sería que todas siguieran vivas, y siguieran luchando por sus sueños, por sacar adelante a sus familias, por hacer un cambio en sus comunidades, en el planeta. Por desgracia, la realidad es otra, y la crueldad se empeña una y otra vez en pretender cercenarnos los espacios, acusándonos seguramente hasta del sólo hecho de respirar.
Una vez más la desgracia acontece. En esta ocasión, el mundo de la cultura se enluta por el atroz feminicidio que sufrió la artista circense Julieta Inés Hernández Martínez, de treinta y ocho años. La joven se disponía a regresar a Venezuela en bicicleta para pasar la Navidad con su mamá en Puerto Ordaz. En esta nota no queremos ensañarnos en repetir lo que los medios están exponiendo acerca de los últimos momentos de vida de Julieta. En este trabajo queremos honrar su memoria.
ARTE Y LIBERTAD
Quisiera unas vacaciones… unas largas vacaciones de mí, de estas multitudes ensordecedoras que me habitan con sus deseos, con sus miedos, con sus expectativas, un rincón solitario, calmo, silencioso, un recanto amoroso y paciente que me acoja con su ningún deseo; su ningún juicio, un lugarcito donde ver y palpar presente sea tan crucial como respirar Julieta Hernández (15 de febrero de 2018, en su Facebook).
Lo que más impacta de esta tragedia, es que Julieta fue exactamente todo lo contrario al infierno que le arrebató la vida. Julieta fue una muchacha que basó su proyecto de vida en el arte, la paz, la música, los niños, los animales y los viajes entre muchas otras causas en pro del buen vivir. Julieta Hernández se definía como migrante, nómada, payasa, titiritera y cicloturista.
Julieta fue una joven muy despierta y acuciosa que se graduó con honores en veterinaria de la Universidad Central de Venezuela. En Maracay, participó en el teatro universitario y se destacó como actriz. Aun cuando recorrió varios países de Suramérica, como Colombia, Chile y Argentina, tomó por destino Brasil hace ocho años para estudiar el teatro del oprimido de Augusto Boal, corriente de Paulo Freire y su filosofía sobre una pedagogía para la liberación. Estando allá, se inscribió en la Escuela Libre de Payasos en Río de Janeiro.
Durante su estancia en Brasil, Julieta se presentó en cuanto pueblo y caserío se le atravesara. Es importante acotar, que ella no desarrolló su arte en los grandes escenarios. Más bien se dedicó a llevarles música y alegría a las comunidades más humildes, sin importar la cantidad de espectadores; Hizo sus actos en ferias, en lugares sin electricidad ni agua, ante personas muy pobres e incluso enfermas. Julieta desarrolló el personaje Miss Jujuba, en el que incluía su inseparable bicicleta como parte de sus números. Julieta mezclaba humor con música, y para ello usaba al instrumento embajador de Venezuela: el cuatro. “Ser migrante, payasa y artista es una gran responsabilidad”, afirmó Julieta en un video para la Red de Payasos sin Fronteras. Ella se encargó de sembrar semillas de amor en todas las comunidades que visitó “para que cuando vengan otros migrantes venezolanos como yo, les abran las puertas como hicieron conmigo”, concluye en el video.
Julieta no se conformó con lo que aprendió como payasa. Su trabajo se vinculó directamente con el bienestar social. Formó parte de Payasos sin Fronteras e incluso hizo de payasa hospitalaria. También hizo teatro Lambé (en miniatura), y construyó muñecos, marionetas y títeres.
El compromiso de Julieta con su vocación fue más allá de su quehacer. Por esta razón, Julieta fundó la Red de Payasas de Venezuela. También fue una militante activa del feminismo y del apoyo a los ciclo viajantes.
EL PODER DE LA SOLIDARIDAD
Precisamente las redes de amistad que tejió Julieta en todos sus viajes fueron cruciales para que las autoridades prestaran atención cuando Julieta dejó de recibir mensajes en su celular el 22 de diciembre de 2023. Fueron sus amigas y amigos, sus colegas artistas, sus familiares y la comunidad feminista la que impulsó que la comunidad en general se sensibilizara con el caso, y pudieran dar con su paradero el pasado 5 de enero de 2024.
La masiva campaña de indignación por el crimen a esta joven y en tributo a su memoria también sensibilizó a los Estados de Brasil y Venezuela para brindar apoyo a la familia de Julieta en la repatriación del cuerpo y los gastos funerales. Este 12 de enero los seres queridos de la payasa Miss Jujuba le darán su último adiós en Puerto Ordaz.
POR EL DERECHO A SER LIBRES
La trágica muerte de Julieta Hernández desató una serie de comentarios en redes sociales, condenándola por haber viajado sola en bicicleta. Julieta tenía más de diez años viajando por Suramérica sola, y era una ciclista experimentada que supo valerse por sí misma por muchos años. Todos los días mueren mujeres en el mundo incluso dentro de sus mismas casas por el hecho de ser mujer.
El martirio de Julieta Hernández nos obliga a exigir seguridad a las mujeres viajeras, en lugar de que las condenen por cumplir sus sueños. Por otra parte, el ejemplo de vida y amistad que Julieta Hernández dio en su corto andar por la Tierra nos invita a crear y reforzar nuestras redes de afecto para protegernos del continuo acecho de la violencia patriarcal. Como en Romeo y Julieta, nuestra payasa Miss Jujuba fue el sol de muchos, y brillará por siempre.
Extendemos nuestra solidaridad con la familia, amistades y colegas de Julieta Inés Hernández Martínez. Paz a su alma.
POR MARÍA EUGENIA ACERO • @mariacolomine
ILUSTRACIÓN JADE MACEDO • @jadegeas