15/02/24. Es posible entender este día de forma distinta. Comprender que lo que busca cumplir con una tendencia no siempre se puede definir como una muestra de amor.
El Día de San Valentín, el Día de los enamorados, o el Día del amor a la amistad es un día para recordar que un 14 de febrero del año 270, fue condenado a muerte el sacerdote Valentín por casar a jóvenes parejas en secreto. Resulta que el entonces emperador de Roma, Claudio II, aprobó un decreto para prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes debido a que consideraba que los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras y vínculos sentimentales.
En ese sentido, Valentín se convirtió en el santo de los enamorados. A finales del siglo XIX empezó a comercializarse esta fecha. Por lo tanto, se generó una propaganda mundial acerca del Día del amor como una celebración obligatoria. Es tanta la propaganda y el marketing que llega, incluso, a generar sentimientos de frustración en quienes no lo celebran.
Celebrando… ¿Cuál amor?
El 14 de febrero quedó establecido como un día para el amor romántico, el de los novios amorosos que salen en las películas hollywoodenses. Esas con bellas actrices, generalmente, blancas, que nos hacen llorar, sentirnos ansiosos porque "qué vaina, a mí no me quieren como a esa muchacha o a ese muchacho de la película".
El amor tiene más aristas, lo que quiere decir, que el regalo o la cena especial el Día de San Valentín, no es más importante que los valores que definen a la palabra AMOR.
No puede ser que ese día una persona se sienta incompleta en medio de todo el alboroto de flores, peluches que van y vienen, bombones, caramelos, fiestas, globos rojos con corazones tarjetas con mensajes cursis que, generalmente, no significan nada.
Sabemos que es algo bonito que el novio te traiga un ramo de rosas, una caja de bombones, o te lleve a cenar hamburguesas, sushi o pizza. Pero, ¿y si ese que trae las flores el día anterior te maltrató? El amor no es un día de tendencia o de la selfie obligatoria.
Ocasionalmente, quienes se desviven por celebrar el día de San Valentín han tenido una relación de momentos oscuros, de violencia intrafamiliar, por ejemplo. Pero el día del alboroto el amor brilla. Amor entre comillas.
Sin embargo, el amor no se celebra un solo día, el amor se CUIDA todos los días. Va acompañado de respeto al otro o la otra como persona; se acompaña de solidaridad, reciprocidad, atención, ternura, protección, confianza, amistad.
Amor a para dar
Esta palabra es tan grande que no debería medirse. Y es tan capaz, que puede sentirse no sólo hacia el compañero o la compañera de vida, el novio o la novia, el esposo o la esposa. Hay que reivindicar el amor como un valor que brota para darlo a la familia, a los amigos, a los hijos e hijas.
Normalicemos amar con locura y demostrarlo a nuestras amistades. Si no hay quien te dé un ramo de flores, seguramente, habrá quien tenga amor, desde la amistad, para dar.
No es un mal de morir no celebrar el Día de San Valentín. Sí lo es olvidarse el 15 de febrero que te prometieron cambiar, que te pidieron perdón, y que la selfie no se guardó por falta de memoria.
POR SARAH ESPINOZA • @sarah.spnz
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ