07/03/24.
Dedicado a mis ciberamistades, personas expertas en saltar para
hallar y encontrarse.
Mírame, con el barro casi hasta el borde de los ojos, pensando en Shakespeare. People get soiled in the working, la gente se mancha cuando trabaja, la gente que trabaja, no la gente que hace trampas. Mancharse, cuando es de tierra fértil, no es el mancharse habitual, es mancharse como yo ahora, que estoy hundida porque la cabeza me pesa demasiado y me he clavado en la tierra blanda hasta el borde de los ojos. Es excesivo, cierto, pero constato que es posible, que ocurre en ocasiones.
Soy saltadora, experta en saltar. También corro. Puedo salir corriendo en prácticamente cualquier situación, y ni siquiera necesito el cuerpo. He saltado de pico en pico por las montañas más altas del planeta, porque odio las fronteras y a veces subrayar los hechos consuela.
Entiendo que no puedas creerlo aunque yo sé que así ha sido. No te preocupes, estoy acostumbrada; y apoyo que no se tenga fe: lo que más necesitamos es aprender a razonar con el corazón.
(No caerá esa breva de la higuera.)
He saltado también de volcán en volcán y he conseguido no caer dentro, a la masa candente de lava. Se me han chamuscado las pestañas y las cejas, lo que no da buen aspecto, pero eso ha sido todo.
He saltado por el agua de lagos y ríos como salta una piedra plana lanzada al ras, para luego caer danzarina entre los peces (animales de sangre fría), hasta el fondo, donde he levantado nubes. Se podría decir entonces que también he volado.
He trepado por árboles y saltado de copa en copa... Disculpa,
esto me aburre un poco,
no sé cómo darte mejor idea:
soy bastante experta en saltos.
También en decir cosas que nadie cree, salvo las niñas (esas cachorras capaces de lenguaje a quien nadie escucha). Me creen aunque no saltaran, pero he de decir que ellas también saltan (todas ellas, calculo). Nos sentamos sobre una piedra o un tronco azul, sobre la tierra naranja, y me escuchan. Saben que no miento y que pueden aprender algo de las narraciones de los saltos, algo valioso. Ellas, al ser pequeñas, no tienen mi experiencia, y dado que comen menos que nadie (apenas hay para quienes son las últimas de todas las filas) tienen menos fortaleza de la que podrían tener. Es cierto que cuando se enfurecen pueden compensar esta situación. Pero son niñas, son cachorras. A veces, he saltado con algunas a mi grupa, unas pulgas a lomos de una yegua feroz en el corazón de la noche destructora, quiero decir, cuando había que huir de algún cuchillo violador. No quería extenderme en este punto, solo decir que ellas me creen, se hayan venido conmigo o no, porque ellas pueden hacer esas cosas con bastante naturalidad (mientras aguardan su turno, por ejemplo).
Voy a cerrar los ojos, en el barro no me serviría de nada tenerlos abiertos y seguro que duele. (No, no lo puedo saber ahora porque todo me duele.) Intentaré pensar en concentrar todas mis fuerzas para salir de aquí.
Lo primero, saber... ¿Tengo fuerzas para saltar?
Quizá si pasara por aquí alguna niña con su risa clara de persona pequeña capaz de hacer cosas increíbles entonces saltaría, aunque lo cierto es que me gustaría descansar, me pesa la cabeza y tengo mucho sueño, me gustaría dejarme amasar por la tierra fértil y descansar. Hundirse, lo saben hasta los átomos del polvo, es solo dejarse llevar.
Caramba: oigo risas de saltadoras de mundos. Creo que vienen a rescatarme.
De: La saltadora. Relatos feministas. Michelle Renyé (1991-2014). Publicado en mujerpalabra.net
Michelle Renyé (Madrid 1960)
Soy escritora de la masa anónima por lo que mi espacio está en internet. Tengo una web personal alojada en Mujer Palabra: http://mujerpalabra.net/ sección Creadoras. Nací en Madrid a principios de los sesenta, en primavera. Tuve una madre valiente y creativa, de la que aprendí a amar la libertad y la vida buena. En el año 2001 subimos a Internet el proyecto Mujer Palabra, y desde entonces lo administro. Es un espacio autogestionado y abierto, vinculado al pensamiento crítico, la creatividad y el activismo social. A hoy en día sigue poblándose de gente valiosísima para la especie. En 2014 subí algunos poemas en audio de antiguos poemarios recogidos en Tu muerte en mis sueños y los animales. En enero 2015 publiqué mi primer ebook con mujerpalabra.net (descargable), que es una versión revisada y ampliada de mi libro de relatos mutante que se llamó He escrito unos relatos y luego (1991-2011) y ahora La saltadora. Relatos feministas (1991-2014) - Fuera de la colección, en 2016 incluyo un nuevo relato, Un espacio. Y en 2019 incluyo Un momento de pánico.
ILUSTRACIÓN: MAIGUALIDA ESPINOZA COTTY